Cómico de adopción aragonesa, pasó la cuarentena en La Casa del Caracolero, residencia artística en Torralba de Ribota. Los libros, la poesía, sus alumnos de la EOC, el huerto... han sido su particular confinamiento

-¿Cómo han sido estos tres meses en La Casa del Caracolero?

-Tuve la suerte de traerme al niño y hemos estado bastante bien, bueno bien ocupados. Dando clases online para la escuela de comedia, arreglando la casa, escribiendo y poniéndome al día con las lecturas... Fui muy estricto en la cuarentena porque este es un pueblo muy envejecido. Intentamos ser un poco sensibles con el entorno y echándole una mano a mi vecino Pedro con el huerto, mano a mano, pusimos 250 tomateras.

-¿Qué tal se llevan la bohemia y el mundo rural?

-Este tipo de oficios son ciertamente inestables y viene muy bien porque te permite parar el reloj cuando estás produciendo. Estoy empadronado en Torralba y muy empeñado en desplazar el foco productivo a los pueblos. Los cursos, las residencias, que la gente venga a relacionarse con otros y hacer networking de una manera más sosegada, nos ayudan a que el pueblo tenga vida.

-¿Qué le aporta al artista un sitio tan retirado?

-En un trabajo creativo es fundamental aburrirse. A mi hijo se lo aplico, me dice: «Quique me aburro» y le digo: «Pues eso es bueno». En el momento en el que te aburres, tu cabeza no aguanta, empieza a jugar y jugar es crear. En un pueblo tienes pocos estímulos y nos viene bien.

-¿De dónde parte su humor?

-Llevo 20 años en la profesión, siempre estuve amparado por Paramount Comedy, las giras del Club de la Comedia, Televisión Española… Mi humor es de oficio, desde cosas más campechanas a un toque más crítico, corrosivo, cínico...

-¿Se puede aprender a ser cómico?

-Se puede aprender el oficio, otra cosa es que llegues a ser bueno. Ya existen muy pocos que hagan reír por instinto, hay que estudiar la parte técnica y, sobre todo, ser preciso en lo que haces. Ahora, el talento no se aprende en ninguna escuela, hace falta trabajo, constancia y chispita, que la tienes o no la tienes.

-España y sus comediantes

-Vivimos un momento muy interesante, el humor se ha convertido en algo muy vocacional. Los que nos dedicamos a ello estamos enamorados de la comedia, el gremio no tiene nada que perder y está ganando en libertad y disparidad, esto provocará la explosión de una generación de cómicos. Hace diez años hacíamos giras de 200 actuaciones al año, pero ahora tienes que compatibilizarlo.

-¿Cómo actuarán a partir de ahora?

-En mi opinión, hasta que no haya una vacuna, los teatros no van a ser rentables. Creo que es una época de escribir, ensayar, documentarse... pero no es momento de embarcarse en algo de la primera peseta. La gente no nos va a olvidar. Los artistas en general han hecho un gran trabajo durante la pandemia actuando y entreteniendo al país por amor al arte. El público, cuando pueda responder, lo hará, porque nadie quiere dejar de ir a un teatro a reírse y reirte te reconcilia con tu día a día.

-¿Cree que la mascarilla tapa la risa?

-El que se ríe, se ríe independientemente de si tiene mascarilla o no. Además, cuando alguien se ríe, no lo hace para que los demás le vean.