«Para que yo escriba una novela necesito que algo me enfurezca, que me cause una rabia profunda», lanzó Petros Márkaris en una reciente visita a Barcelona, donde presentó Universidad para asesinos (Tusquets), 12ª novela del comisario Kostas Jaritos, que, admitió contento, le ha granjeado «el odio de la mitad del mundo académico griego y la adoración de la otra mitad».

Porque Márkaris (Estambul, 1937), que asume ser «un cronista de la actualidad» a través del género negro, esta vez denuncia, «muy cabreado», insiste, «la dificilísima situación que sufre la universidad a causa de la crisis» y «las puertas giratorias» entre la política y el mundo académico, porque algunos profesores «quieren ser ministros y celebrities y salir en televisión». Y Jaritos, que podría ser ascendido a jefe -«se lo merece, ¿no?»- afronta el asesinato de uno de ellos. «En internet y en las redes, los políticos han dejado el discurso público a la altura del betún, muy, muy abajo -opina-, solo lanzan eslóganes, y la extrema derecha los aprovecha para hacer daño». Y recuerda que, «ya no quedan eruditos ni pensadores», como le dice un personaje al comisario: «solo quedan intelectuales con opiniones que gustan de publicitar, que son especialistas en todo y expertos en nada».

Quien ha reflejado temas como la inmigración, la crisis, la corrupción o el terrorismo en libros como Con el agua al cuello, Liquidación final y Pan, educación y libertad muestra un sistema donde «muchos profesores cogen una excedencia de la universidad para ser políticos y cuando quieren lo dejan y vuelven a su plaza fija por la puerta de atrás. Pero mientras, la universidad, que tiene los fondos congelados, no tiene medios para contratar a profesores que los sustituyan. Y los estudiantes se quedan sin profesores durante uno o dos semestres».

Con lúcida visión, diseccionó la crisis en Grecia en el ensayo La espada de Damocles. Ante los malos resultados del ya exprimer ministro Alexis Tsipras tanto en las elecciones europeas como en su país, opina que «ha cometido errores garrafales. Empezó el mandato de forma errónea. En vez de pensar en cómo sacar a Grecia de la crisis creyeron que un país pequeño y endeudado hasta las cejas podría cambiar toda la Unión Europea. Y ahora el pueblo está pagando las consecuencias». «La gente está desesperada y ha pensado: ‘si sacamos a la izquierda del poder y lo damos a otro quizá irá mejor’. Y entonces votan a la extrema derecha. El voto a Salvini en Italia, por ejemplo, es el de la desesperación, no todos los que le votan son de extrema derecha».

Petros Márkaris se declara «superproeuropeísta y comprometido con la idea de Europa». «Pero el mayor error de la UE fue que se creó en base a un mercado común, con una visión económica, y no le han dado herramientas políticas. Un ejemplo: la UE verificó ferozmente cada céntimo que entraba y salía de Grecia pero ha sido incapaz de gestionar la crisis de los refugiados».

Por suerte para el lector, Márkaris sigue enfadado. La prueba, desvela sonriendo, es el título de su próxima novela, La edad de la hipocresía.