Rafael Campos asegura que está viviendo un mes intenso desde que asumió sus funciones de gerente del Patronato Municipal de Artes Escénicas y de la Imagen. Un cargo que afronta "con responsabilidad pero ilusionado" y con el que se ha propuesto todo un reto: "Plantear una oferta cultural con criterios de calidad que llegue a los ciudadanos".

--Usted cuenta con una gran experiencia como empresario en el Teatro de la Estación. ¿Se pueden aplicar los criterios de la iniciativa privada a las funciones de su nuevo cargo público?--Estoy convencido que sí. En una empresa teatral privada hay elementos que son útiles a la hora de abordar los dos elementos principales de la ecuación, el escenario y el espectador. Nosotros proponemos lo que nos parece interesante, pero al público hay que tratarlo con cuidado, por eso hay que ser razonables, aunque siempre hay un riesgo. La empresa privada también me ha enseñado a ser responsable con el presupuesto, que en este caso es dinero del ciudadano.

--¿Y a la hora de enfocar la programación y el funcionamiento?--Tengo claro que el teatro debe ser un espacio ciudadano, democrático, civil y civilizado. Por eso creo que en un escenario la gente tiene que ver de manera estimulante e ingeniosa asuntos actuales que le pongan en contacto con temas de siempre. Existe un teatro contingente, cómodo y confortable de ver y otro no contingente sino necesario, en el que los pueblos van viendo sus valores sociales en estado permanente de cuestionamiento. Ambos teatros existen y también públicos distintos a los que hay que satisfacer.

--Según esto, su intención es aunar montajes comerciales con otros más experimentales. ¿Introducir espectáculos de vanguardia en el Principal no es arriesgado?--El problema es la pereza de enfrentarse a un espectáculo del que no se sabe algo previamente, es decir, el miedo a la novedad. Y el público se pierde grandes experiencias por no estar más abierto a otras propuestas. También me gustaría, por ejemplo, contar con la escena aragonesa o acercar a Zaragoza montajes que triunfan en escenarios europeos. La gran cuestión es basar la programación en criterios de calidad. Y, después, es fundamental dar una buena información. Se trata de que la ciudadanía se sienta seducida e interesada por esos espectáculos.

--Usted ya apuntó algunos proyectos para implicar al espectador.--En la gestión de grandes espectáculos hay un permanente espacio de prueba dirigido a fidelizar la mayor cantidad de público y hacer que se sienta vinculado con sus espacios culturales. Una idea es crear una asociación de espectadores para establecer un trato más directo con los aficionados. Que estén bien informados e incluso que opinen sobre los montajes que pueden traerse.

--Encaja esto con lo de un "espacio ciudadano, democrático, civil y civilizado" que decía antes...--Claro, mi intención es abrir el Principal y convertirlo en un foco irradiador de cultura más allá del teatro. Debe de ser un punto de referencia donde se puedan hacer ciclos, presentaciones de libros, lecturas dramatizadas. Me gustaría que el Principal fuese un foro de encuentro ciudadano, amplio y multidisciplinar, abierto a otras inquietudes.

--Para conseguir todo lo que plantea necesitará recursos. ¿Cómo está de presupuesto?--Bueno, tengo el que tengo y hay que hacer que cumpla su función. Pero entiendo que nuestra ciudad debería destinar más recursos a la cultura y más si se compara con otras ciudades similares a nivel europeo; aunque esta falta de recursos para cultura es un mal general que afecta a todos los ámbitos, autonómico, ministerial... Pero si es verdad que los recursos son escasos, sobre todo para situar al Principal en un lugar de privilegio en la escena nacional, que es lo que me gustaría. Pero también está la Filmoteca o el Ballet. Mi función es tratar de persuadir a los políticos para que aporten más dinero.

--¿Todo esto podrá ponerlo en marcha esta temporada?--El aspecto referente a la programación no, pues mi antecesor, Angel Anadón, ha dejado prácticamente planteada la temporada y yo ya planificaré la 2005-2006. Pero el resto de proyectos parateatrales sí que me gustaría llevarlos a cabo.

--En el horizonte de la ciudad está el Teatro Fleta. ¿Podrá ser compatible con el Principal?--El Fleta es un reto y no tiene que haber choque o competencia. Zaragoza debería tener 3 ó 4 teatros así si nos fijamos en otras ciudades. Las líneas de programación deben ser complementarias, pero está claro que cuando en una ciudad la oferta cultural aumenta se enriquece la vida ciudadana y se crean nuevos modelos de conducta social que son positivos. Tanto Paco Ortega, director del Centro Dramático de Aragón, como yo, venimos de una generación teatral que conoce las dificultades y posibilidades de la profesión y la tierra en que vivimos, y quiero pensar que debemos ser capaces de inventar nuevas formas de trabajar y nuevos procedimientos para que el teatro tenga una dimensión mayor en el tejido de la ciudad.

--Bajo su responsabilidad están también la Filmoteca y el Ballet de Zaragoza. Este ha sido siempre un elemento cuestionado. ¿Tiene algún plan para la compañía?--Sobre la compañía tengo mi impresión como aficionado, y es ahora cuando trato de conocer más su funcionamiento. Querría darle un nuevo impulso. Mi idea es reunirme con ellos y ver si merece la pena redefinir la línea de trabajo y marcar un perfil y una personalidad más clara del Ballet.