El disco Infinitos bailes (2016), con canciones aportadas por autores del pop contemporáneo (como Bunbury, Dani Martín o Pablo López), ha dado un nuevo impulso a Raphael, de modo que su gira Loco por cantar se prolonga este otoño. Hoy recala en el pabellón Príncipe Felipe (21.00 horas, con el lleno casi asegurado) con su repertorio de hitos de la canción melódica propia y ajena.

-Hay una canción en su último disco, ‘Igual (Loco por cantar)’, de Diego Cantero, que ya parece un clásico. Ahí se retrata a sí mismo «con más dulzura que veneno, con algo de miedo, pero igual». ¿A qué puede tener miedo Raphael?

-Hombre, un ser humano está lleno de miedos y temores, pero sigo estando igual para afrontarlos.

-Tras sufrir episodios críticos de salud años atrás, ¿se siente más vulnerable?

-Mi salud está a prueba de bomba, la verdad. Hacía muchísimos años que no me encontraba tan bien de todo, de fuerte, de ganas, con una ilusión tremenda.

-Se suele elogiar lo «breve pero intenso». Sus conciertos son intensos, sí, pero a la vez muy largos, dos horas y media o tres, y más de 30 canciones.

-Son largos, sí, aunque al público no se lo debe parecer, porque siempre me pide una canción más.

-¿El escenario es el mejor lugar del mundo?

-Sí. Allí no hay preocupaciones; solo la de estar bien.

-En los últimos tiempos le hemos visto en otros formatos, orquestal o con enfoque soul-funk. En esta gira hay un Raphael clásico y con cierto empaque roquero, guitarras heavy incluidas. ¿Le ha interesado alguna vez el rock metalero?

-¡A mí me interesa todo! Siempre y cuando yo me sienta cómodo, que es casi siempre... Cada año me ve en un formato distinto. Me encanta explorar cosas nuevas, me gusta variar y aprender cada día más. Y muy pronto vendrá otra cosa muy especial a la que estamos a punto de darle el carpetazo de salida.

-¿Nuevo disco, una gira...?

-Estoy hablando de un disco nuevo. Para este año. En noviembre habrá noticias. Lo grabé en agosto en Abbey Road, en Londres. Un disco superinteresantísimo.

-Volviendo a sus conciertos, incluye versiones de Francis Cabrel y Violeta Parra.

-Eso es maravilloso, cuando me pongo a cantar solo con la guitarra me encanta.

-La política española está tensa, ¿no es partidario de tocar estos temas en sus canciones?

-No, no, aunque, cuando empezó la canción protesta, el primero que protestó, con perdón, fui yo. Digan lo que digan es una canción protesta, totalmente, y fue un golazo, un éxito tremendo. Y canciones sociales yo he cantado: por ejemplo, Van a nacer dos niños, que fue un éxito muy grande. Yo siempre estoy muy al loro, ¡muy en la onda! (ríe).

-¿Contra qué protesta ‘Digan lo que digan’?

-Hombre, es la primera canción que dice que hay mucho más de esto que de aquello, más cosas buenas que malas en el mundo. No había oído nunca una letra así. En aquel momento las canciones no hablaban de eso. Hablaban de amor y punto pelota. Y mucho folclore, y muchas flores, y mucho cielo y mucho sky. Y mucho nel blu, dipinto di blu.