Los Globos de Oro hicieron gala una vez más de su fama como caja de sorpresas que tiende a repartir generosamente los premios y no necesariamente sirve para predecir el desenlace de los Oscar. Dos películas con pocos números en las quinielas se alzaron con los principales premios que entrega la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood.

En la categoría de drama se impuso Bohemian rhapsody, el biopic sobre Freddie Mercury que ha hecho trizas la crítica y entusiasma a los fans de Queen en particular y al público en general, mientras Green Book ganaba en el apartado de comedia o musical imponiéndose a El vicio del poder, la gran derrotada de la noche junto a Ha nacido una estrella.

En las series, por fin se hizo justicia a The Americans, que compartió cetro con El método Kominsky y la última entrega de American crime story.

Las tres horas de ceremonia se sufrieron más que se disfrutaron. Y eso que había aparentemente ganas de fiesta. El espíritu reivindicativo del 2018, cuando el salón del Beverly Hilton de Los Ángeles se llenó de trajes y vestidos negros para protestar contra el acoso sexual en Hollywood, dio paso a una mayor complacencia.

Más bromas blancas que irreverencia ácida, más piropos que pullas, más agradecimientos a parientes lejanos que comentarios sobre la realidad social del momento. Quizá contribuyó a la vacuidad generalizada el tono deferente que impusieron desde el principio los presentadores Sandra Oh y Andy Sandberg. La actriz canadiense fue la primera persona de origen asiático en ejercer de maestra de ceremonias en los Globos, una circunstancia de la que ella misma se congratuló.

ATENCIÓN, HABLA GLENN CLOSE

«No me hago ilusiones, el año que viene podría ser diferente y seguramente lo será, pero ahora mismo, en este momento, esta es la realidad», dijo Oh mientras señalaba a algunos miembros del público. Un rato después volvió a subir a ese mismo escenario para llevarse su segundo globo, esta vez a la mejor actriz dramática por su papel en la serie de la BBC Killing Eve. Eso fue en el ámbito de la television porque en el cine ese mismo galardón fue para la eterna Glenn Close por su papel en La buena esposa, que dejó con la miel en los labios a la favorita Lady Gaga, protagonista de Ha nacido una estrella. La cantante tuvo su recompensa en el premio a la mejor canción original.

Close subió al estrado con lágrimas y sorprendida por el premio, pero como siempre no decepcionó. Recordó cómo su madre se pasó la vida entregada a su padre y con la sensación de no haber perseguido ninguna de sus aspiraciones. «Tenemos que realizarnos como personas, tenemos que perseguir nuestros sueños. Tenemos que decir puedo hacerlo», dijo la veterana actriz refiriéndose a las mujeres al recibir el tercer globo de su carrera.

También dio la campanada Rami Malek en la categoría de mejor actor dramático que muchos presuponían para Bradley Cooper. «Gracias a Freddie Mercury por darme una alegría que me quedará toda la vida», dijo el intérprete del frontman de Queen. «Te quiero, guapo. Esto es por ti y para ti». El rodaje de la película estuvo marcado por los problemas entre Malek y Bryan Singer, que acabó abandonando la dirección del filme semanas antes de su conclusión tras ausentarse en varias ocasiones del set. Singer había sido también acusado por varias mujeres de abuso sexual, un elemento más para convertir el rodaje en un viacrucis.

En comedia, las distinciones fueron para Olivia Colman (La favorita) y Christian Bale, quien ganó más de 15 kilos para encarnar a Dick Cheney en El vicio del poder, la película que partía con más nominaciones de inicio, seis. Suya fue una de las frases más divertidas de la noche, cuando dio «gracias a Satán» por haberle dado inspiración para encarnar a Cheney, uno de los grandes villanos de nuestro tiempo.

TRIUNFADOR CUARÓN

La película preferida por la crítica de esta temporada es posiblemente Roma, el drama intimista y autobiográfico del director mexicano Alfonso Cuarón. Rodada en español, competía entre las cintas extranjeras y en este caso no hubo sorpresas. Cuarón se hizo también con la estatuilla al mejor director, un premio que dedicó a su país.

Tanto Antonio Banderas como Penélope Cruz estaban nominados por sus papeles en las series Genius: Picasso y El asesinato de Gianni Versace: American crime story, pero ambos se fueron de vacío. La noche sirvió también para homenajear a Jeff Bridges, que recibió el premio Cecil DeMille por toda su trayectoria con un discurso marca de la casa. Empezó con agradecimiento y acabó dando las gracias por estar vivo, como si fuese el Gran Levovsky quien hablara.

Entre los mejores trabajos para la televisión, la debutante El método Kominsky hizo doblete como mejor comedia y mejor actor para Michael Douglas, dejando en ascuas a La maravillosa señora Maisel, que se tuvo que conformar con el globo para su protagonista, Rachel Brosnahan. El asesinato de Gianni Versace también triunfó por partida doble, siguiendo la estela de éxito que acompañó a la primera entrega de la serie, dedicada a O. J. Simpson.

Para acabar, un poco de justicia poética, aunque a título póstumo. El thriller de espionaje The Americans se llevó finalmente el globo a la mejor serie dramática por su sexta y última temporada.