El Museo de Zaragoza ha abierto hoy al público, dentro del paulatino proceso de renovación de la exposición permanente del centro, las dos salas dedicadas al Renacimiento, ubicadas en la primera planta del centro. La nueva propuesta expositiva se basa en la variedad y excelencia de expresiones y técnicas artísticas que se exhiben, y se quiere demostrar al visitante que el Renacimiento no es solo pintura y escultura, sino que hay cerámica y talla en madera de gran valor en este periodo.

Esta nueva presentación de la colección incluye una reordenación del discurso y piezas nunca expuestas antes que ilustran perfectamente la evolución de las manifestaciones artísticas en Aragón durante ese periodo tan crucial en lo estético, filosófico y político como fue el Renacimiento. Las salas fueron cerradas para evitar daños a las obras con la construcción del parking de la calle Moret y vuelven ahora a abrir con 40 piezas, 14 de ellas nunca antes expuestas salvo en muestras temporales.

El director general de Cultura y Patrimonio, Nacho Escuín, ha declarado que los nuevos espacios expositivos se han cuidado al detalle, desde la elección de color hasta la construcción de muebles singulares solo para estas salas. “La riqueza de los fondos del museo permite esta exposición y lo ubica como un lugar de cita para todos, un museo más abierto y accesible para la ciudadanía, y gratuito”, ha comentado.

Por su parte, el director del Museo de Zaragoza, Isidro Aguilera, ha declarado que la reapertura de estas dos salas dedicadas al Renacimiento se enmarca dentro del impulso que se está dando a la renovación general de la oferta expositiva del Museo. “Empezamos por Goya y su ambiente artístico, seguimos con el barroco y ahora le toca el turno al Renacimiento”, ha manifestado. Según Aguilera, esta renovación se basa en dos premisas. “La primera es la incorporación de nuevas piezas, de gran calidad y variedad, lo que nos ha llevado a una profunda investigación en los fondos del museo. Y la segunda es intentar dar variedad al discurso integrando diferentes obras de diferentes materiales y usos, para dar a entender la complejidad de la estética ligada a una sociedad concreta, en un periodo concreto de la Historia”, ha explicado.

En pintura, la obra más antigua es el retablo de San José, de 1510, aún con reminiscencias góticas. De gran calidad son las tablas del retablo mayor de Sijena que representan escenas de la pasión de Cristo. Para enlazar con la siguiente sala, la del Segundo Renacimiento, se exponen pintura notables como “La adoración de los pastores” o “Resurrección” de Juan Correas.

Para dar una visión más completa del periodo y mostrar ejemplos de artes menores se incluye una vitrina con una selección de piezas de cerámica esmaltada de los alfares de Muel, características del siglo XVI.

Una nueva presentación de una colección de primera fila a la que se han incorporado nuevas piezas que ilustran perfectamente la evolución de las manifestaciones artísticas en Aragón durante ese periodo tan crucial en lo estético, filosófico y político como fue el Renacimiento.