Aurea Martínez, en tareas de dirección, propone esta especie de trayecto con varias paradas por otras tantas estaciones de paso, para las que ha elegido escenas y textos de una serie de autores contemporáneos, todas ellas aliñadas con buenas dosis de humor, como anuncia en el programa. Ciertamente, el humor es una buena salsa para afrontar la fealdad, la mugre o la simple imbecilidad de ciertas gentes como de los asuntos que se traen entre manos y que vienen a formar parte de eso que no hace mucho solía llamarse la más rabiosa actualidad. Y esa es la intención declarada de la pieza. En cada una de las escenas reunidas, entre la ironía a la sátira, se proyecta una mirada crítica a personajes y situaciones perfectamente reconocibles, que son traídas a un escenario arropadas solamente con un diseño eficaz de iluminación y un espacio sonoro igualmente sugerente; uno y otro permiten que cada escenografía de cada escena pueda formarse fácilmente en la imaginación de los espectadores.

Lo demás se deja a cargo de la solvencia y capacidad de los oficiantes, los dos se desdoblan en cada escena con gran oficio y versatilidad para encarnar a la colección de tipos diferentes que salen a relucir en cada uno de los sketch del espectáculo. Balbino Lacosta y Roser Pujol componen con brillantez una serie de personajes de perfiles bien distintos, todos ellos reconocibles, en esta especie de cabaré mínimo que se contempla con una sonrisa permanente, sin dejar de aludir a temas que aparecen al fondo y que tienen de suyo maldita gracia.

La propuesta es pues sencilla, ligera y se sigue sin dificultad con la sonrisa puesta, gracias a la complicidad que establece enseguida con el público; como es inevitable en un espectáculo de estas características, cada escena tiene su propia dimensión, y la obra tiene distintos momentos de intensidad, porque algunas funcionan mejor que otras; pero en su conjunto la función mantiene el tono sobre todo por el equilibrio entre la elegida sencillez de la propuesta y el resultado, basado sobre todo en el excelente trabajo de Roser Pujol y de Balbino Lacosta.