Renée Zellweger vuelve al personaje que la catapultó a la fama, Bridget Jones, convencida de que es "un modelo femenino absolutamente positivo". Esa británica de treinta y tantos, fruto de la imaginación de la novelista Helen Fielding, acomplejada por unos kilos de más y deseosa de encontrar al hombre de su vida, da una vuelta de tuerca a estos tópicos en la segunda entrega titulada Bridget Jones: sobreviviré , que se estrena el día 19.

De nuevo, el cartel se completa con los actores Hugh Grant y Colin Firth, que repiten en los clichés de la exitosa primera parte: el pícaro uno y el formal, el otro. Pero sólo Grant acompaña a Zellweger en la gira promocional de la película, sin que en ningún momento muestre que se toma en serio su personaje ni lo considera modelo de nada.

La actriz se presentó ayer en Madrid con una imagen muy diferente a la que acostumbra. Para empezar, ya no es rubia. Lucía una melena morena, un vestido oscuro que agudizaba su delgadez extrema y tacones de aguja. Habló en voz baja, casi un susurro, y apenas se detuvo en "los detalles técnicos, muy absurdos", de la dieta que sigue para coger las redondeces de su personaje.

"Bridget Jones busca la felicidad para sí misma y no con los ideales que nos quieren imponer", explicó sobre la evolución del personaje que, en el segundo filme, pierde la carga de ingenuidad, acepta que le tomen a risa en el trabajo, es presa de los celos y vuelca su felicidad en su novio (Colin Firth) y en que éste la lleve al altar. A Renée Zellweger le gustan los finales felices con boda. "Ha funcionado bien con mis padres", confiesa.

LAS SEMEJANZAS

La ganadora de dos Oscar por Chicago y Could mountain se reconoce en algunas manifestaciones de Bridget. "Soy patosa, no sé hablar en momentos clave, pienso que mi presencia es incómoda cuando hay que ser fina y elegante... O cuando está Hugh". Dijo esto último con sonrisa de inocencia. Y provocó que el actor recuperase algún interés por lo que ocurría a su alrededor.

Al desperezarse, Grant relató las semejanzas y las diferencias con el cínico millonario que es su personaje. Y, en síntesis, aseguró que se hubiera parecido a él "si hubiera triunfado alguno de mis vicios". El actor británico dijo que se quedó al borde del precipicio y se ha convertido en un ser humano "cálido, equilibrado y lleno de afecto".

Tanto Grant como Zellweger afrontaron la segunda parte con "más presión autoimpuesta" que la primera para no defraudar a los seguidores. El actor, con la broma a cuestas, manifestó que en El diario de Bridget Jones "Renée era dulce y encantadora, y en estos cuatro años ha tenido mucho éxito y se ha convertido en un monstruo".