El estreno de Los archivos del Pentágono, la película de Spielberg que revive el pulso entre The Washington Post y la administración Nixon por los informes clasificados sobre la guerra de Vietnam, evidencia el interés del cine estadounidense por el papel de la prensa, su incidencia en los hechos políticos más relevantes y el derecho a la libertad de expresión.

Hay una cita inexcusable: The Front Page, obra escrita en 1928 por los reporteros de Chicago Ben Hecht y Charles Mac-Arthur. Narra la relación entre el director de un diario y su mejor redactor. Para que no deje el rotativo, el director le ofrece cubrir el reportaje sobre un condenado a muerte que acaba de huir. Ha sido llevada al cine en cuatro ocasiones, El gran reportaje (1931), Luna nueva (1940), Primera plana (1974) e Interferencias (1988).

La mejor es la segunda, dirigida por Howard Hawks y convertida en una screwball comedy sobre la guerra de sexos, ya que aquí el redactor es redactora. La más popular es la tercera, firmada por Billy Wilder, con la pareja formada por Walter Matthau y Jack Lemmon.

Títulos como El gran carnaval (Billy Wilder, 1951), El cuarto poder (Richard Brooks, 1952), Park Row (Sam Fuller, 1952), Mientras Nueva York duerme (Fritz Lang, 1956) o Chantaje en Broadway (Alexander Mackendrick, 1957) presentan el reverso dramático al retratar a reporteros sensacionalistas, periodistas de un mismo diario enfrentados entre ellos a la caza de un asesino en serie o columnistas de sociedad sin escrúpulos. El filme de Fuller documenta el nacimiento de la prensa independiente a finales del siglo XIX.

Todos los hombres del presidente (1976), de Alan J. Pakula, marca el terreno a seguir en cuanto a cine, prensa y conspiración política, a través de una reconstrucción meticulosa de las investigaciones de Bob Woodward (Robert Red-ford) y Carl Bernstein (Dustin Hoffman) que desembocaron en el caso Watergate.

Pero no todo el cine centrado en el periodismo evoca el olor de la tinta. El medio televisivo ha estado bien representado en las últimas décadas, tanto en el cine como en la propia televisión. Al filo de la noticia (James L. Brooks, 1987) está ambientada en la estresante redacción de informativos de una cadena televisiva. Buenas noches, y buena suerte (George Clooney, 2005) se centra la pugna entre el editor y presentador de la CBS Edward Murrow y el senador anticomunista Joseph McCarthy.

El desafío: Frost contra Nixon (Ron Howard, 2008) reconstruye la entrevista que David Frost le hizo a Nixon tres años después del caso Watergate. Y en la última (hasta ahora), La verdad (James Vanderbilt, 2015), Robert Redford da vida a un presentador televisivo obsesionado en demostrar que George W. Bush utilizó todo tipo de subterfugios para librarse del ejército durante la guerra de Vietnam.