Aunque la primera piedra del CaixaFórum se puso en septiembre de 2010, el convenio para su construcción se firmó en 2008 y el Ayuntamiento se comprometía a facilitar el terreno a la Caixa, que abonaría por ellos 1,4 millones de euros. Sin embargo, para hacer posible el acuerdo el ente público ADIF, que era su propietario, debía ceder la parcela al ayuntamiento, lo que no sucedió hasta marzo del 2010, lo que motivo el primer gran retraso. Posteriormente, La Caixa se comprometió a urbanizar el entorno del edificio a cambio del suelo. Además, la entidad bancaria tuvo que asumir 200.000 euros por la retirada de residuos tóxicos de la zona. Posteriormente y una vez iniciadas las obras, en noviembre de 2012, los trabajos se retrasaron cuatro meses, debido a la necesidad de ajustar los cálculos que garantizaran la seguridad de la estructura volada.