No sabe cómo reaccionará cuando la noche del sábado acabe el espectáculo pero en las horas previas «con todo lo que está pasando solo puedo estar agradecido. Sé el esfuerzo que le cuesta a la gente y nosotros lo que vamos a hacer es mandarle esa energía que nos hace falta en el día a día». Miguel Ángel Berna saldrá este sábado al escenario del pabellón Príncipe Felipe (el viernes por la noche el aforo estaba prácticamente completo) para celebrar sus 40 años en danza (20.00 horas), un espectáculo único, en el que el aragonés repasará su trayectoria acompañado por algunos de los que le han acompañado en este tiempo. Con él estarán Manuela Adamo, su mujer, productora del espectáculo y compañera en los últimos 20 años, María Mazzota, Mayte Bajo, María José Hernández, Úrsula López, Rafael Campallo, Nacho del Río, Ailanto, un grupo de músicos con Alberto Artigas al frente, tambores y bombos del Bajo Aragón y bailarines.

En total, más de 180 personas sobre el escenario. «El reencuentro va a ser muy emocionante porque son muchos recuerdos y los recuerdos son batallas, luchas contigo mismo por querer avanzar», asegura cerca del escenario del Príncipe Felipe, donde se proyectan algunas imágenes y varios bailarines ensayan o descansan.

Este 40 años es danza «es un concepto emocional. Mucha gente, muchos espectáculos, muchas batallas...» y esta pieza supone recopilar todo eso, es como un libro de fotografías». Es mucho esfuerzo, «emocional y también físico» porque durará tres horas, en las que Berna no dejará de bailar. «A mí es lo que me han enseñado, igual voy con una bombona de oxígeno...» dice con ironía.

CINCO BLOQUES / Por todo eso, sabe que será un «día especial» en el que «lo importante es disfrutar». Él lo intentará, disfrutar y «equilibrar emociones». Miguel Ángel Berna se plantea este espectáculo como «un acto de ida y vuelta, en el que todo lo que hemos recibido de la gente se lo vamos a devolver».

El espectáculo se compone de cinco bloques. El primero, con el mudéjar como «fuente de inspiración» y «fusión de culturas y sonidos judíos, árabes y sefardíes», según explicó en la presentación. El segundo tendrá como protagonismo a la jota aragonesa; el tercero conjugará pasado, presente y futuro con la aparición de artistas como Goya o Buñuel, aunque el papel destacado recaerá sobre Ramón y Cajal. El cuarto lo destinará al flamenco, la danza contemporánea y la danza clásica, y el último al futuro, a lo que todavía le queda por bailar.

«Hay mucha gente, habrá entradas, salidas... porque han sido muchos espectáculos y muy diversos», asegura. Y añade: «Nosotros hemos viajado con la cultura aragonesa, que es la cultura del mundo. Hemos tenido mucha suerte porque al viajar también hemos visto y cuando ves, cuando bajas a la arena, le das valor». Por eso recuerda cuando con ocho años bailaba en Santa Isabel o Villamayor, «era bonito, pero otros tiempos». Él lo que pretende es regenerar la vivencia del baile pero sin olvidar «ese hilo conductor que es la tradición».

MONTAJE SIN PRECEDENTES / Para María Adamo, 40 años en danza es «un montaje sin precedentes en Aragón» en el que tanto ella como Sergio Claveras llevan un año trabajando. Al principio «los números no salían», dice. Cuando estaban a punto de desistir, apareció el Grupo San Valero, patrocinador del espectáculo. Para ella va a ser emocionante a «nivel profesional porque es un reto; si hablamos de danza porque también voy a bailar y, personalmente, es mi marido y son 40 años de carrera de los cuales los 20 hemos recorrido juntos».

Considera que Berna es un artista «innovador», pero es mucho más, «ha trascendido a la jota. Él todo lo que hace viene de la jota, lo procesa todo a través de su tradición», ahora igual que hace 20 años «cuando todo el mundo se sorprendía de esta figura tan particular que con un baile como la jota ha bailado con grandes artistas».

Bailarines como Mayte Bajo, con la que bailó hace más de una década La templanza. Antes, lo había conocido allá por 1990 cuando ganó el certamen de Danza Española y Flamenco en Madrid y «nos dejó a todos imactados por su propuesta novedosa y cercana, que empatiza muy bien con el momento que se vive y con los jóvenes». Después, comenzó a colaborar y conocer de raíz su estilo y «es maravilloso. Para mí una de las grandes virtudes de Berna es que domina, conoce y sabe expresarse muy bien a través de la música aragonesa».

Cuando Berna le propuso participar en el montaje, no se lo pensó, y «después de doce años, en la sala de ensayo parecía que no hubiera pasado el tiempo». Este espectáculo «me tiene cautivada», asegura Bajo, y solo le da pena que sea una función «y no en más sitios porque es una revolución, va a hacer historia. No soy aragonesa (es de Valladolid) pero va a ser brutal», dice.

Berna celebra sus 40 años en danza una vez, porque el lunes Manuela Adamo comenzará la producción de otro espectáculo, pero eso es otra historia.