La serie revelación (la mejor serie) del año 2018 ha sido Succession, una especie de retrato salvaje de la dinastía mediática de los Murdoch vía el Rey Lear de William Shakespeare. Brian Cox encarna, con su fiereza habitual, a un magnate mediático enfrentado a su propio declive y a toda una cohorte de herederos que, por un motivo u otro, parecen poco apropiados para ocupar su puesto. Jeremy Strong brilla como el atribulado Kendall; Kieran Culkin, como el resbaladizo Roman. Hay risas ácidas a costa del rico dramatis personae, pero también ráfagas de compasión brutal.