Joaquín Reyes acabó la ceremonia de entrega de los Goya sin tener ni idea de que la cosa había ido realmente mal. «No me olía la tostada», asegura el humorista albaceteño. De hecho, tanto él como su compañero Ernesto Sevilla estaban convencidos de que la habían clavado, de que la gente se había partido el pecho con sus chistes. «Desde el escenario veíamos al público reír y la sensación, lo prometo, era buena. Yo me fui a dormir convencido de que lo habíamos hecho bien».

A primera hora de la tarde del domingo, sin embargo, Reyes empezó a darse cuenta de la verdad. Estaba vagueando en la cama, cuando empezó a recibir mensajes de móvil. «Me preguntaban cómo estaba, como si me pasara algo. Cuando leí un mensaje de mi primo que me decía ‘os están cayendo muchas hostias, pero a mí me gustó’, me di cuenta de que algo había fallado». Prefirió no entrar en Twitter, pero leyó tres críticas feroces en las ediciones digitales de la prensa y ya no quiso saber nada más.

Pasadas las horas, Reyes reconoce cierta pesadumbre ante las muchas críticas recibidas, pero prefiere no caer en el fatalismo. «No me arrepiento de haber presentado la gala. Lo hice con muchísima ilusión. La experiencia ha sido muy buena, aunque es muy difícil atinar. No es por buscar una excusa, pero a Dani Rovira también le pusieron a parir los años que presentó la gala», afirma el cómico, que insiste en quitar hierro a las críticas. «Tampoco tiene tanta importancia. Los que nos dedicamos al entretenimiento estamos expuestos, forma parte de nuestro trabajo. Y la verdad es que, hasta ahora, siempre nos habían tratado muy bien. Así que si nos dan palos esta vez, lo suyo es encajarlos y ya está».

Reyes, eso sí, no deja de darle vueltas a un tema: no entiende que todo fuera un despropósito pero que tanto él como Sevilla sintieran desde el escenario que estaba yendo bien. «No lo consigo explicar. Las pruebas que habíamos preparado funcionaron. La gente se reía. La sensación era muy buena. Me parecía que estábamos haciendo algo gracioso. Tenía la sensación de que las bromas encajaban con el tono de la velada, pero... El problema es que la gala es muy larga e interviene mucha gente, y nunca tienes el control total, solo sobre lo que haces y dices tú».

El cómico asegura no haber hablado aún con nadie de la Academia del Cine. «Tenemos previsto reunirnos para hablar del tema. En cualquier caso, creo que la gala ya nació torcida. No fue hábil venderla como una gala feminista siendo como era una gala presentada por hombres. Eso ya hizo que la gente la cogiera con bastante suspicacia». Reyes, por supuesto, no se ve otro año presentando los Goya. Ríe ante la pregunta: «Sinceramente, no creo que nos vuelvan a llamar. En realidad, quizá nuestro humor es más eficaz para momentos puntuales de la gala, como ya hicimos en otras ediciones». ¿Y ha hablado con Ernesto Sevilla? ¿Cómo se encuentra su compañero? «Sí, he hablado con él, y está bien. Al final nos hemos reído, porque, en fin, no nos queda otro remedio que tomárnoslo con humor».