Los artistas Eugenio Granell y el zaragozano José Manuel Broto son los protagonistas del programa 2004 Arte Español para el Exterior. Los reyes acudirán el próximo jueves, 15 de enero, a la inauguración de la exposición del pintor aragonés José Manuel Broto en el Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago de Chile. Un día antes, será el príncipe de Asturias, quien abrirá la muestra dedicada al gallego Eugenio Granell, en el Museo de Arte Moderno Carlos Mérida de Ciudad de Guatemala.

La exposición de Broto en Chile, que está comisariada por el poeta José Miguel Ullán, reúne treinta y dos obras de diversas técnicas (acrílico sobre tela, sobre madera o impresiones digitales sobre papel) realizadas por el artista desde 1989 hasta la actualidad.

Premio Nacional de Artes Plásticas y premio Aragón Goya de Grabado 2003, José Manuel Broto nació en Zaragoza en 1949 y estuvo adscrito durante los años 70 a la neoabstracción en Barcelona y posteriormente evolucionó hacia una pintura lírica, dominada por la exaltación del color. A principios de los 70 fue uno de los precursores que volvió a la pintura sobre lienzo.

Figura central en el panorama pictórico español, junto con Barceló y Sicilia, forma parte del triunviro de los artistas españoles internacionalmente famosos. Es representante de los movimientos soporte-superficie y del impresionismo abstracto.

La exposición dedicada a Granell en Guatemala, que podrá visitarse hasta el 14 de febrero, es la primera que abre sus puertas este año dentro del programa Arte Español para el Exterior, organizado por el Ministerio de Asuntos Exteriores en colaboración con la Sociedad Estatal para la Acción Cultural en el Exterior.

El comisario de la muestra, Aurelio Torrente, ha seleccionado veintiún óleos, nueve dibujos, tres gouaches, dos collages y trece esculturas que cubren cronológicamente toda la trayectoria del último representante del surrealismo español, que falleció en el año 2001.

A través de estas piezas podrá contemplarse su uso del juego como expresión de libertad, como representación de sus sentimientos más puros, dejando de lado la solemnidad y la propia razón.