Leandro, que cortó una oreja tras una bonita faena a su primero, y Serafín Marín, que paseó otra del sexto también por una labor de notable hondura al natural, fueron los triunfadores en trofeos ayer en Las Ventas, donde tampoco desentonó el aragonés Ricardo Torres, que confirmó el doctorado después de 13 años como matador desde que tomara la alternativa en Zaragoza en 2011, y lo hizo dejando una digna imagen.

El toro de la confirmación de Ricardo Torres tuvo pocas fuerzas pero muy buen fondo, el típico astado de dulce para hacer el toreo. El diestro aragonés sorprendió con un concepto reposado y elegante, tirando con largura y limpieza de las embestidas de su antagonista en una faena pulcra y con un destacado componente artístico por lo relajado y a gusto que se le vio. Lástima que fallara a espadas.

Con el cuarto volvió a mostrar la misma disposición Torres, sobre todo en cinco estatuarios sin enmendarse con los que abrió faena. Luego, toreó con largura pero un punto acelerado y no llegó a acoplarse a él.