En su quinto largometraje, 'Madre', el director madrileño Rodrigo Sorogoyen utiliza el corto homónimo por el que a principios de este año estuvo a punto de llevarse el Oscar como punto de partida para trazar el retrato de una mujer que perdió a su hijo en circunstancias terribles -no se murió, simplemente desapareció- y que diez años después se ve envuelta en una relación inclasificable con un adolescente que le recuerda a él. Tras pasar estos días por el Festival de Cine de Sevilla, la película llega este viernes a la cartelera.

-La película parte del cortometraje homónimo del 2018 que obtuvo una nominación al Oscar. ¿En qué momento sintió la necesidad de dar continuación a la historia?

-Desde que escribí el corto ya sabía que podría funcionar como la primera escena de un largometraje. Es cierto que, si el corto no hubiera tenido éxito, probablemente ahora no estaríamos aquí hablando. En aquel momento inicial solo tenía un par de ideas para una posible continuación: que la madre seguiría marcada por la desaparición de su hijo, y que conocería a un adolescente.

-El corto, compuesto de un único plano-secuencia, creaba una tensión propia de 'thriller'. El largo, en cambio, impone un tono muy distinto. ¿Por qué?

-Porque no me interesaba rodar un 'thriller', ya hay muchas películas de misterio sobre niños desaparecidos. Además, yo venía de rodar dos películas consecutivas de ese género, 'Que Dios nos perdone' (2016) y 'El reino' (2018). Me divertí mucho haciéndolas, aprendí aún más y, además, logré mucho más éxito del que esperaba. Pero lo cierto es que yo me convertí en director de género casi por casualidad. Personalmente me identifico más con el drama, y con directores como Ingmar Bergman, o Richard Linklater o Paul Thomas Anderson. Por eso con 'Madre' he decidido explorar nuevos territorios. Los directores que siempre hacen más o menos lo mismo me aburren bastante, y no quiero ser uno de ellos.

Estrenos de la semana. Tráiler de ’Madre’.

-Habla de nuevos territorios. ¿Cuáles?

-Me apetecía indagar sentimientos como el dolor y la culpa y asuntos como el significado de la maternidad y la posibilidad del perdón. Asimismo, diría que la película es una reivindicación del amor como vía de salvación y de sanación. Sé que la relación que se establece entre los dos protagonistas va a resultar polémica para muchos desde un punto de vista ético; en el fondo somos una sociedad bastante conservadora, que sigue rechazando ciertas formas de amor que no se ajustan a la convención. Y una relación entre una mujer adulta y un adolescente sigue viéndose como algo perverso. Probablemente me lloverán las críticas.

-¿Le preocupa?

-No, para nada. He querido situar al espectador en una situación incómoda, que no sepa si lo que está viendo le está gustando, o que sepa que sí le está gustando pero sienta que no debería hacerlo. Es una historia de amor entre dos personas que se están haciendo bien la una a la otra y que, a pesar de ello, el entorno se opone. Supongo que me gusta tocarle las narices al espectador.

-En solo tres años usted ha estrenado tres largometrajes, ha acumulado premios en festivales, ha triunfado más de una vez en los Goya y ha sido nominado al Oscar. ¿Cómo sobrelleva lo que le está pasando?

-No me quejo, claro, estaría loco si lo hiciera. Y siento que todo el trabajo y todos los reconocimientos son señal inequívoca de que estamos haciendo las cosas bien. A mí se me da bastante bien trabajar en condiciones de estrés pero, por otro lado, lo cierto es que echo de menos cierta calma. El año pasado estuve celebrando el triunfo de 'El reino' en los Goya y ni siquiera pude disfrutar de él porque lo único en lo que podía pensar era que días después empezaría a rodar 'Madre'. Es una pena.