Rosa Regàs protagonizó ayer en el Centro Cívico Teodoro Sánchez Punter una nueva sesión del ciclo Conversaciones con el autor, organizado por la DPZ. Hoy estará en Utebo (18 horas) y en Gallur (20 horas).

--Entre el sentido común y el desvarío es el título de su último libro, unas memorias de su infancia. Un título muy elocuente.

--Es una traducción de una frase que se dice mucho en Cataluña, entre el seny y la rauxa. La diferencia entre las personas tradicionales, conservadoras, sensatas y los que cuando yo era pequeña, me contaban que era un señor muy simpático pero que un día se iba a comprar tabaco y no volvía hasta dentro de veinte años. Le había cogido un golpe de locura, ese que también tienen los artistas, la gente no convencional. La ciudadanía de Cataluña y yo creo que de todas partes, se divide entre unos y otros.

--Entre esos dos mundos transcurrió su infancia... ¿Cómo hizo para no volverse loca?

--En realidad, yo no lo viví, me lo contaron. A la mayoría de mis antepasados de la parte de mi madre, no los conocí. Me lo contaron y algo queda, y a medida que te haces mayor y vas conociendo, todos eran artistas, los Pagès eran comediógrafos, ceramistas... Siempre salían en el periódico y yo me quedaba perpleja de ver que tenían una faceta tan distinta de la otra que conocía

--¿Y usted cómo es?

--Una mezcla. También ahora el desvarío no se nota tanto como en mis antepasados, la época es muy distinta. Ahora todo el mundo tiene un poco de cada cosa...

--¿Hemos mejorado?

--Sí, claro que sí. Creo que es en lo único...

--¿En lo único?

--Casi... en lo demás, últimamente no podemos hablar de mejoras sino de empeoramiento.

--¿Lo que vivimos ahora es consecuencia de aquello?

--Es consecuencia de 40 años de dictadura y sobre todo de una transición que no limpió toda su porquería. Entonces es como si nos hubiésemos acostumbrado a la corrupción. Los culpables de la dictadura que fueron asesinos, ladrones se cargaron un régimen legalmente establecido que, políticamente, es el peor delito que se puede cometer. Y no solo no han sido castigados sino que nuestra transición se ha construido a partir de ellos. Tenemos el Rey que nos dijo Franco que tendríamos, ¿no? No hicimos la transición desde la legalidad anterior a la dictadura sino desde la dictadura. Y eso lo estamos pagando y lo pagaremos mucho tiempo.

--¿Fue muy dura su infancia?

--Todo el mundo tenía una infancia dura en aquel momento menos los que habían ganado la guerra. Siempre digo que los que la perdieron se quedaron sin futuro pero los que la ganaron, les arrebataron el pasado y eso también se paga ahora porque no tenemos ninguna necesidad de conocer el pasado. Un pueblo que no conoce su pasado no puede estar bien anclado en el presente y si no lo está, no tiene futuro.

--¿Echa de menos algunos valores de la república como la educación?

--Ni siquiera hemos llegado a la mitad de lo que se consiguió en cinco años. ¡En cinco años! Toda una remodelación de lo que había sido en la época de la dictadura de Primo de Rivera. Se cogió la herencia de lo que había sido la escuela moderna de tantos y tantos pedagogos catalanes, aragoneses, asturianos, madrileños, andaluces... Todo el mundo parecía enfervorizado por el asunto de la educación.

--Tampoco los valores culturales son los mismos...

--Hubo un momento en que parecía que sí... pero ahora la cultura es un entretenimiento. Lo que es cultura en este país son los toros, lo que entendemos hoy por cultura es un entretenimiento del que podemos prescindir tranquilamente. Si no se puede pagar no se tiene y no pasa nada. Eso es lo que nos dicen.

--¿Y la literatura?

--Es una creación como la pintura, la música... la gente la va haciendo. Si tuviéramos un país que tuviera como prioridad la cultura, florecería mucho más porque la recibiría el público y enriquecería al país, pero eso no es lo que ha querido la derecha que tenemos.

--¿Y cómo vive una catalana como usted todo lo que está sucediendo en Cataluña?

--Mirando lo que ocurre y pensando lo que va a ocurrir. Me toca un poco de lejos porque vivo en el campo y voy viendo lo que ocurre, todas las brutalidades que están pasando pero no solo en Cataluña sino lo que nos dicen que ocurre los periódicos nacionales. Mienten tan claramente que no sé cómo no les da vergüenza... Yo no puedo hacer nada. Estoy esperando a ver qué pasará, para ver cómo salvaremos tanta y tanta gente ilusionada con el proceso independentista... Si no se produce, ¿qué se hace con esa desesperación? Y sobre todo lo que me aterra es que ni Rajoy ni Mas hacen ningún esfuerzo para intentar arreglar las cosas de la única manera que se arreglan, hablando y pactando. Ninguno lo ha hecho. Que Rajoy deje de fumar puros y ver partidos de fútbol, se vaya a Cataluña y no se marche hasta que lo haya solucionado. Todo tiene solución hablando.

--¿Les conviene el conflicto?

--Usted lo ha dicho. No les importa porque, en el fondo, los más cernícalos son gente que estarán contentos y se hacen con estos votos extremistas. Mienten tanto... El otro día escuchaba a Cañete diciendo que ellos tienen un programa electoral. ¿Cómo se atreve a decir eso si tienen un programa electoral que no han cumplido en nada? Nos hemos acostumbrado a la frivolidad, al todo vale, todo, todo, todo...

--¿Y qué futuro cree que nos espera?

--Tenemos tan poco pasado que no se puede hacer una previsión del futuro.