Fue la noche de Rosalía. Y no solo porque deslumbró sobre el escenario con una actuación de impacto, ni por los dos Grammy conseguidos, que la confirman en la primera división de la música latina, sino también porque supo brillar con luz propia en la alfombra roja, adonde acudió tras la gala previa donde conoció que había ganado el primer gramófono dorado de su carrera. Rosalía se presentó en el hotel MGM Grand Garden Arena de Las Vegas con un vestido de volantes en tul de color rosa pálido, con cola y gran volumen en los hombros.

La cantante comentó que se trataba de un vestido «espectacular» de la diseñadora española YolanCris.

Por la alfombra también desfiló la venezolana Linda Briceño, que se convirtió en la primera mujer que gana el trofeo al productor del año y se sumó a los elogios hacia Rosalía: «Me encantaría trabajar con ella», declaró.

Por su parte, el boricua Ozuna, con sus rastas al aire y luciendo levita gris jaspeada, se mostró «bien agradecido y contento» por el hecho de que la Academia haya valorado su primer álbum musical, titulado Odisea.

Luciendo negro, uno de los colores por los que apostaron varias artistas como Thalía o Lali Espósito, la brasileña Anitta llegó a la alfombra roja con una enorme sonrisa a pesar de que la aerolínea en la que llegó había perdido sus maletas.

«Mi vestido no ha llegado, así que mandé a mi asistente al centro comercial, me mandó algunas fotos y me compró este que llevo», señaló la cantante.

Otros que aportaron color y calor a la alfombra roja fueron los componentes de Monsieur Periné, que lucieron un vestuario homenaje a sus tradiciones colombianas. Catalina García, su vocalista, apostó por una pieza tejida por cuatro mujeres indígenas de la comunidad kamsá del departamento selvático de Putumayo, que simboliza el vientre, el sol y la creación «Es un símbolo de protección. Son nuestras raíces y las lucimos con orgullo», apuntó.