Difundir la danza española, conservar y recuperar su patrimonio y crear una plataforma de trabajo para los nuevos creadores son los objetivos de Rubén Olmo, el bailarín y coreógrafo que sustituirá a Antonio Najarro en la dirección del Ballet Nacional de España (BNE).

«Amo tanto esta casa que ahora ya solo tengo ganas de ponerme el traje de ensayo y mis botas», exprestó Olmo (Sevilla, 1980) durante su presentación como nuevo director del BNE, puesto que asumirá el próximo 1 de septiembre y con el que da el relevo a Najarro, su «compañero y amigo» con el que quiere seguir contando porque pretende llevar una línea de trabajo «continuista».

Durante su comparecencia Olmo destacó que su proyecto se sustenta en tres líneas de trabajo: garantizar la continuidad a nivel artístico de la compañía, preservar y difundir el rico patrimonio coreográfico de la danza española -a través de la incorporación de la pluralidad de estilos y piezas de maestros que todavía no tiene el BNE en repertorio- así como abrir la compañía a las vanguardias de la danza.