Nació en el barrio murciano de Vistalegre hace 31 años. Para el gran público español es una auténtica desconocida, pero en el Reino Unido es un auténtico fenómeno de masas. Se dio a conocer en el 2008 al tomar parte en el concurso de talentos 'Factor X' de la cadena británica ITV, donde tuvo como mentora a Danii Minogue. Quedó quinta. Es Ruth Lorenzo. Con la canción 'Dancing in the rain' va a representar a TVE en el festival de Eurovisión, que se celebrará en Copenhague (Dinamarca) el próximo sábado 10 de mayo. Esta semana son las semifinales, en las que España no participa, aunque los telespectadores de TVE pueden votar en la primera de ellas (martes, 6, La 2, 21.00 horas).

--Usted saltó a la fama en un 'show' cazatalentos. ¿Qué ingredientes y qué receta siguió para tener tanto éxito en Gran Bretaña?

--He cantado toda mi vida, desde que tenía 2 años. ¡Empecé a hacerlo antes que a hablar! Me enamoré de las voces de María Callas y Montserrat Caballé cuando era muy pequeña. Y con 5 años, me acuerdo de estar sentada frente al tocadiscos de mi casa escuchándolas e intentado imitar lo que ellas hacían. Cuando eres tan pequeño y te gustan cosas tan grandes, siempre quieres aspirar a muchísimo. Prefería no ir a jugar con mis amigas y cantar. Yo, encerrada en mi habitación, cantando delante del espejo. Prefería mil veces eso a estar haciendo tonterías o jugar con las niñas de mi edad. Teníamos una casa bastante grande con terrazas en el campo. Me disfrazaba. Me ponía mis vestidos de princesa y cantaba. Mi madre me decía: "¡Cariño, limpia las terrazas!", y yo me tiraba horas haciéndolo, porque me pasaba el rato cantando con la escoba o la fregona.

--Y no paró hasta hoy...

--Cuando tenía 9 años, marchamos a vivir a Norteamérica, a Provo, en el Estado de Utah, y regresé a Murcia a los 15. En EEUU, en la enseñanza se potencian mucho la música y el deporte, así que me metí a hacer varios musicales en el instituto. Nunca nada profesional. Hubo una temporada en la que mi familia no andaba nada bien económicamente, de manera que nunca pude recibir clases de canto. Soy autodidacta. He intentado leer, estudiar, escuchar y aprender. Luego, cuando he tenido amigos cantantes, he quedado con ellos y he intentado aprender y absorber información de todos lados.

--Cuando vieron que esto empezaba a ir en serio, ¿cómo reaccionó su familia?

--Siempre potenciándolo. También porque yo tenía un ímpetu impresionante y era muy pesada. Ya de vuelta a Murcia, me metí en un primer grupo que tenían unos amigos. Hacíamos música latina. ¡He llegado a lavarme la cabeza detrás de un escenario, donde no había camerinos, con una manguera cedida por una vecina! Y esto, con 16 años. Dormía en la furgoneta. ¡Necesitaba cantar como fuese! Después me metí en un grupo de rock con el que he tocado en muchos pueblos de España, sobre todo en Guadalajara, la sierra de Madrid, el País Vasco y Murcia. Más tarde nos metimos a cantar en un hotel, el Hyatt de Murcia. Y luego monté un dúo con el guitarrista del grupo, con el que cantábamos por resorts de la Región de Murcia. Nos hicimos asiduos de sus locales.

--Llegó a intentar que la eligieran en 'Operación Triunfo' ('OT'), pero en el Reino Unido le fue mejor...

--Me presenté a la segunda edición de 'OT' con 18 años. No pasé de la segunda audición. Yo creo que no estaba preparada, aparte de que hice muy mal 'casting'. Luego, una familia inglesa que venía a verme cantar todos los fines de semana, empezó a insistirme: "¡Tienes que ir a 'Factor X'!". Y yo: "¡Que no!". Y todo eso, habiendo jurado y perjurado que jamás podría hacer algo así, porque siempre me he considerado músico, y para los músicos los programas musicales son lo peor. ¡Fíjate, igual que muchísimas veces había dicho que nunca iría a Eurovisión! Nunca digas "nunca", porque luego ¡lo haces todo!

--Y ya en las audiciones del concurso 'Factor X', ¿pensó en algún momento que tenía posibilidades de entrar?

--Llegué al primer 'casting' con 22.000 personas haciendo cola, y le dije a esta familia inglesa: "¿Qué hacemos aquí?". Hacía un frío que pelaba, era la primera vez que estaba en el Reino Unido e insistí: "Vámonos; esto es una tortura". ¡Doce horas! Yo veía la gente de la cola, todos ensayando. ¡Madre mía cómo cantaban! Y luego, chicas guapísimas, con tipazo. Yo siempre me he sentido un bicho raro, rellenita, por lo que veía a las chicas y me decía: «¿Por qué me van a coger a mí? ¿Qué hay de especial en mí? ¡Cualquiera de estas personas es mil veces más especial que yo!». Este, a veces, es un error que comete hoy en día la juventud que tiene talento: pensar que no son nada especiales, cuando todos somos únicos.

--Realmente lo lleva en la sangre. Cualquiera no lo deja todo y emprende una nueva vida lejos de su casa y de su gente por un sueño.

--Es que no sé hacer otra cosa. Físicamente, no puedo hacer otra cosa. Creo que moriría de tristeza. Si mañana perdiera la voz, tendría que seguir siendo músico, escribiendo canciones, tocando...

--¿Cómo llevó lo de pasar de la noche a la mañana de ser una verdadera desconocida a tener un éxito descomunal?

--He tenido la ventaja de que en el Reino Unido me han tratado como a alguien famoso, pero en mi hogar, que es España, me trataban como a mí misma, porque nadie sabía nada. Se puede decir que llevaba una doble vida. En el Reino Unido me han pasado cosas alucinantes: no poder salir a la calle, que te digan: "Al príncipe Carlos le gustas mucho"... O estar sentada en el cine con los príncipes Catalina y Guillermo detrás mío y que me reconociesen. Me han pasado cosas muy fuertes, pero luego podía ir a Calblanque (Cartagena) a hacer nudismo. Había un equilibrio. Lo que pasa es que en el Reino Unido me he sentido muy sola, porque la gente que te conoce, te conoce por algo. No te quieren a ti, a la que se levanta por las mañanas; quieren a la que estaba cantando 'Purple rain' en 'Factor X'…

--El tema que va a llevar a Eurovisión nace precisamente de ese sentimiento de soledad. Estaba viviendo usted la cara más amarga del éxito...

--Yo había firmado contrato discográfico con la casa EMI un año antes. Un contrato es el sueño de cualquier artista: cinco álbumes; un millón de libras para gastar en el proyecto; que si te ponen un piso al lado del río; coches para arriba, coches para abajo… Vives un sueño, pero un sueño que tenía un precio alto. Cuando vivíamos en EEUU, lo pasé muy mal. Lo que me salvó la existencia y la salud mental fue cantar; fue la música. Por eso, yo a la música le tengo un respeto muy grande; no puedo traficar con ella, no puedo vender mi manera de expresarme como artista, porque eso es mentir, y cuando mientes, no llegas a nada. Puede que triunfes con un solo éxito, que hagas una canción que sea lo más y ya jamás vuelvas a existir. Yo quiero tener 80 años y estar cantando. Y veía que con EMI aquello era un poco lo que me iba a pasar.

--Entonces tomó una decisión.

--Decidí romper el contrato, devolver el dinero, comprar las canciones que yo misma había escrito… Y fue entonces cuando escribí 'Dancing in the rain'. Aparte de que empezó a desaparecer gente de mi alrededor-los que decían que eran mis amigos ya no estaban, hay gente que te da la espalda-, y que tienes que dejar tu piso tan bonito porque lo has perdido todo, tu mánager te dice: "Ahora solo vales para entrar en 'Gran hermano'"… ¿Qué me podía pasar más? Todo eso y, encima ¡no dejó de llover en dos meses! Dices: "¡Ya no puedo más!". Y en ese momento nació la canción.

--Cuando TVE le ofreció participar en la selección del artista para el festival, ¿cómo reaccionó?

--Primero dije que no quería participar en una preselección y me dije: "Yo paso; me voy a centrar en mi disco". Un disco que había firmado con Roster Music y Ricardo Campoy en Barcelona. Tenía las ideas claras. Pero empezó a sonar mi nombre, los eurofans se enteraron. Al principio se propuso una preselección por internet y dije que no. Luego se habló de una preselección televisada, y entonces llamé a mi mánager y le dije: "Te dejo decidir a ti. Yo no puedo". Más que nada, porque se trataba de un movimiento que o era jaque-mate… o habías muerto.

--Pero al final se decidió.

--Empecé a leer algunos comentarios de fans en Twitter del tipo: "¡Por favor, Ruth! Tenemos ganas de que se te conozca en España". Entonces llamé a TVE y me pidieron que fuera el quinto artista de la preselección, porque mi nombre estaba sonando mucho. Llamé a mi mánager y le dije que aceptaba. Cuando gané, de todas maneras, no me lo creía. Mucha gente ha dicho que todo esto está amañado. ¡Mentira! Yo no me lo creía. Para nada. De hecho, creo que fui uno de los concursantes más complicados: con una canción escrita con más gente, una compañía discográfica detrás, mis proyectos, mis ideas claras... No era de los fáciles.

--Y cuando aceptó participar, ¿tenía alguna otra canción candidata con la que presentarse o tenía muy claro que debía ser 'Dancing in the rain'?

--No. Era esa o no era ninguna.

--¿Por qué?

--Porque creo en ella. La versión original la escribí pensando dársela a Dannii Minogue, que me la devolvió diciéndome: "Esta canción es muy difícil de cantar y no me apetece mucho complicarme la vida tanto". Luego se la pasé a una artista española muy conocida, pero no estaban buscando piezas en inglés. Porque la canción original es en inglés. Y yo dije: "Jamás la voy a traducir al castellano". Siempre digo "nunca" ,y después hago lo contrario… Después pensé que 'Dancing in the rain' iba a ser mi primer sencillo en España. Por eso, cuando acepté participar en la preselección, dije que la elegida era esa canción o ninguna.

--¿Con qué actitud va a Eurovisión? Hay quien se conforma con estar, vivir la experiencia y aprovechar la tirada de popularidad.

--Mi intención es ganar. Yo no hago nada si no es para ganar. Ahora, ganemos o no, es otra cosa. Pero uno no se apunta a una competición solo para quedar bien; por lo menos yo. La Liga de fútbol no se celebra para que un equipo quede bien; la organizan para que la gane un equipo. Una competición es o para ganar… ¡o para ganar! Y si no ganas, pues no has ganado; no pasa nada. Pero esa tiene que ser la intención. ¡Siempre! Si no, ¿para qué haces las cosas? Yo quiero sacar mi disco porque es mi ilusión, es lo que yo hago, de lo que yo vivo, pero quiero que el disco triunfe. No quiero que se quede en un buen puesto. Quiero que triunfe, si no, no te esfuerzas en hacer las cosas lo mejor posible.

-Las apuestas de pago, de momento, dan una clara ganadora: Armenia. España, por ahora, anda sobre el puesto 15º…

-Veo las mismas posibilidades que todos los demás. Nunca se sabe lo que va a pasar. Todos tenemos las mismas posibilidades. Conchita Wurst, de Austria, puede ganar. Por toda la controversia sobre su identidad sexual, todo lo que está haciendo y lo que representa. Pero también puede ganar Francia, porque lleva una canción superdesenfadada y los chavales están locos perdidos. O Armenia, que se lo está currando tanto... O puede que vuelva a ganar Dinamarca, porque su canción es brutal. De lo que sí estoy segura al ciento por ciento es de que mi canción estará compitiendo por los primeros puestos.

-Dejando 'Dancing in the rain' a un lado, ¿cuál es su canción favorita de este año?

-Hay muchas que me gustan: las de Reino Unido y Dinamarca... También me encanta Conchita Wurst. Y la de Noruega es preciosa. De hecho, este año me encanta Eurovisión: creo que hay nivelazo.

-¿Confía en los 12 puntos del Reino Unido?

-No lo sé, aunque nos van a votar: estoy segurísima. La gente ahí me quiere un montón. Hace poco ofrecí un concierto en Londres para promocionar Dancing in the rain. Llegué con retraso a la rueda de prensa, donde todos estuvieron animándome. Me decían: "Ruth, ¡te vamos a votar!". Salimos todos los días en la prensa británica. Todo era muy positivo. O sea que, o nos votan... ¡o se van a enterar!

-Usted siempre ha dicho que hasta ahora no seguía especialmente Eurovisión. Después de esta experiencia, ¿va a convertirse en una fan del festival?

-Sí, yo creo que sí. Me encanta la movilización que existe en muchos países de Europa por el festival, sobre todo por la ilusión que genera la música. Con las situaciones que se están viviendo hoy en día... Y no solamente económicas, sino también porque muchos países de Europa ya no están por los derechos, por la libertad, por el amor libre... Me gusta que la música una a tanta gente y le dé esperanzas e ilusión. De eso se trata. El arte, la música y la creación en general también sirven para aportar ilusión y un poquito de esperanza.

-Y después del 10 de mayo, gane o no en Copenhague, ¿qué?

-Tengo que demostrar que no soy una one hit wonder (ganadora de un solo éxito), que mi disco es bueno, que lleva una buena producción y unas buenas canciones. Este verano voy a hacer una gira y no voy a parar, y no solo de estar ahí cantando. Ya me están saliendo conciertos en Rusia y Alemania. Está entrando muchísimo trabajo. Este verano, además, vamos a estar grabando. Porque mi primer álbum, Planeta Azul, me gustaría que saliese a principios de este otoño, con lo que tenemos muchísimos vídeos que grabar. Son clips supercreativos. Lo dicho, hay muchísimo trabajo y esfuerzo detrás de cada uno de ellos. Me lo voy a currar muchísimo. Pero hay que combinarlo todo bien y darlo todo a tope, como a mí me gusta. ¡Caña! Yo pienso tener 80 años y estar aún encima del escenario. No voy a hacer otra cosa.