La del sábado en Madrid no fue la primera vez que Joaquín Sabina temió desmayarse sobre el escenario. Ya en Tijuana (México), "hace unos tres años, tuvo un cuadro parecido, se pensó que podría ser algo del corazón, suspendió y al día siguiente hizo un concierto memorable", declaró ayer el representante del artista.

Él confirmó ayer que se mantiene el segundo concierto en la capital española, previsto para hoy, y, a falta de hablar de nuevo con el artista, añadió que este se encuentra "bien" tras el episodio de pánico escénico que le llevó a terminar antes de tiempo el accidentado primer concierto en la ciudad.

"Si Joaquín estuviese mal, sería el primero en pararlo", añadió, en un intento por tranquilizar a las más de 10.000 personas que asistirán a esta nueva cita con el jienense y que agotaron en solo un par de horas todas las entradas puestas a la venta.

Fue el mismo Sabina quien reveló durante su primer directo en el Barclaycard Center (antiguo Palacio de Deportes de Madrid) que acababa de sufrir "un Pastora Soler", en referencia a un hecho similar que ha llevado a esta cantante andaluza a dejar temporalmente los directos.

El músico tendrá esta noche la oportunidad de desquitarse y coronar el concierto ante su "gente" con los bises que no pudo realizar entonces. Desde los años 80, es mucho trajín el que ha soportado y al que ha sometido Sabina tanto a su cuerpo como a su mente, unas veces por un agitado tránsito sentimental y en otras muchas por viajes de origen más químico, un tipo de vida a la que, según explicó él mismo, renunció tras sufrir un ictus.