El humor como clave de supervivencia personal resume la autoayuda clásica y una manera de ver la vida muy nuestra, pero que desgraciadamente se va perdiendo. El español, ya globalizado, colonizado y abducido por el mercado anglosajón, no recuerda bien ni su humor propio, aquella mezcla de costumbrismo y surrealismo de Mihura, Buñuel, Jardiel, Berlanga o Tip. Un patrimonio que deberíamos recuperar.

La que decididamente no lo ha perdido es María Frisa, que vuelve a sorprendernos agradablemente con otro de sus inclasificables libros, publicado estos mismos días por la editorial Espasa: Cómo sobreviví a la madre de Pavlito (con uve).

En sus páginas, la escritora zaragozana ha destapado el tarro de sus esencias, que son inagotables, para invitarnos a una lectura desternillante en torno a las aventuras y desventuras de una mujer en apariencia corriente que hace cosas en apariencia molientes, como levantarse, preparar el desayuno a su hijo, llevarlo al colegio, ir al trabajo, discutir con sus compañeros, con su jefe, etcétera. Hasta ahí, todo normal, pero el arte narrativo de Frisa, su divertido y original punto de vista convierte esas peripecias cotidianas en una loca cadena de acontecimientos sin sentido, absurdos, grotescos, entrañables, maravillosos y, siempre, empapados en ese humor que bebe de la realidad, como el viejo costumbrismo, para diluir los arquetipos sociales en meros clichés sin sentido, como el nuevo surrealismo. Hay algo corrosivo en los personajes que sobrevivieron a la madre de Pavlito, con uve, un aire a los Simpson, a Tom Wolfe y a su nuevo periodismo con mayúsculas e interjecciones, pero, sobre todo, hay talento a raudales, burla, sátira, alegría Macarena, desparpajo, aserejé y sal y pimienta para atragantarse de risa cuando uno lee en la mente de la prota: "Mi marido muchas veces parece que me escucha, y, sin embargo, está pensando en el partido de fútbol, en el GPS, en las tetas del vecino del cuarto o en cosas así". O este retrato de su jefa en la oficina: "La comparo con el doctor Spock por el flequillito recto, su manifiesta falta de sentimientos y porque una vez agarró unas pinzas y se hizo una fiesta en las cejas".

La autora de 75 consejos para sobrevivir en el colegio o 75 consejos para sobrevivir en el campamento nos aconseja a los adultos cómo sobrevivir en la jungla de asfalto a todos los plastas y Pavlitos (con uve).