Salvador Vega continúa su recuperación en la Clínica Quirón de Zaragoza. Según cuenta el torero:"La herida va bien, no me ha dado fiebre y a pesar de ser una cornada fuerte, de momento todo va a mi favor. De ánimo estoy bien. Estoy deseando poder torear". El espada, como se recordará, resultó herido el pasado día 23 en la plaza de toros de Zaragoza, cuando, a la hora de entrar a matar, a su segundo enemigo, un astado de la ganadería de Domingo Hernández, este le causó una cornada con un orificio de entrada de 10 centímetros y varias trayectorias, una de 24 centímetros, otra de 15 y una tercera muy superficial.

Como la cornada le afectó el nervio crural, tuvo en su pierna derecha dificultades de movilidad por lo que hasta ayer no comenzó a levantarse de la cama. "Acabé un poco mareado, pero eso es lo normal y el poder salir de la cama te da moral, sobre todo porque he conseguido mover el tobillo y contraer algo la rodilla, aunque me han dicho que tendré que hacer unos días de rehabilitación, cuando llegue a Manilva, donde vivo. Me han dicho que podría salir el viernes"

EVOLUCION

Aunque en un principio se habló de que el período de convalecencia podría durar hasta 30 días, según la evolución de la pierna herida, la realidad es que, tal y como cuenta el torero: "Podría reaparecer en la feria de Madrid, el día 13 de mayo o en la del caballo, en Jerez, el día 15". Aunque se pueda pensar que torear en Madrid, tras una cornada de estas características podría ser demasiado arriesgado, el espada dice: "No me asusta, porque hay que dar la cara en esa feria".

Salvador Vega quiso, según afirma, ser torero "desde que tenía 11 ó 12 años. Aunque mi padre siempre me inclinó a que me dedicara al fútbol, deporte que, entre otros, practico junto con mis amigos en un equipo de Estepona, que se llama Peña Madridista. Pero yo no soy del Madrid, soy del Málaga, que por cierto lleva muy buena temporada".

En el comienzo de esta afición ha tenido que influir sin duda su padre, que también se llama Salvador Vega, y que ya conoce a la afición zaragozana porque a finales de los años 60 y de la mano de Luis Baquedano, participó en varias novilladas sin picadores, en plazas aragonesas. Aunque como dice Salvador (hijo): "Si quise ser torero lo fue porque sentía un gran respeto por el toro, los toreros, el espectáculo y la corrida en sí". Ahora, Salvador tiene la ilusión de "poder disfrutar de una temporada completa".