Será porque es el patrono de los agricultores y ganaderos, base de la gastronomía, la semana en que se ha celebrado San Isidro ha sido pródiga en eventos relacionados con la enogastronómicos, mostrando cómo, de forma más bien callada, pero sostenida, la ciudadanía-- clientes, productores y hostelería-- está optando por disfrutar de la misma, a la par que se forma.

Se suele sostener que los españoles en general, y los aragoneses en particular, carecen de cultura gastronómica. Y en parte es así, pero no lo es menos la existencia de una larga tradición mediterránea, vinculada a la alimentación, que parece resurgir en estos tiempos de crisis y carencias. Dado que no llegamos al bogavante, volvamos a disfrutar de nuestros tomates cercanos y maduros.

Y en esta semana han coincidido varios eventos, que pueden considerarse significativos en este sentido de generar cultura y ocio gastronómicos. Sin olvidar la profusión de degustaciones y catas que se concentran los jueves en Zaragoza.

GARNACHAS

La Muestra de garnachas de la DOP Campo de Borja, que concitó a cientos de aficionados el pasado martes, está a punto de morir de éxito. Los aficionados se agolpaban en la puerta de Bantierra intentando disfrutar de los vinos de una zona que ha apostado por una variedad denostada hasta hace bien poco. Recuperación de la tradición, apuesta decidida por la garnacha y también investigación en lo propio son las claves de este resurgimiento. Además de la de los vinos, espectacular resultó la cata de mistelas ofrecida por el profesor Ferreira, que demostraba, sin lugar a dudas, la influencia del terruño sobre la uva, con tres ejemplos tan interesantes, como diversos.

ACEITES

Otro hecho singular fue la cata de aceites que, auspiciada por Slow Food, dirigió Amparo Llamazares también el martes. Presentaron sus aceites Teresa Adell, de Aceites del Territorio Sénia (Castellón), con variedades farga, morruda, sevillenca y empeltre; José Manuel Bajo Prados, secretario de la DOPBaena (Córdoba), con olivas picudo, picual y hojiblanca; y Carlos Domínguez de Hacienda Agrícola Ecostean, del Somontano, con verdeña y blancal. Con la colaboración de Juan Baseda, director técnico de la DOP Aceite del Bajo Aragón. Evento que concluyó con una cena en la singular sidrería Beguiris --en pleno barrio de Santa Isabel, aunque parezca que se está en el corazón del País Vasco--, donde las especialidades de la casa se degustaron arropadas por todos los aceites.

CARNES Y VINOS

Finalmente, el restaurante La Vueltika --Arzobispo Apaolaza, 2. 976 401 936--, que todavía no ha cumplido su primer año, presentó a los medios su oferta de cenas, no por sabida, menos interesante. Partiendo de un precio cerrado de 20 euros, para un mínimo de dos personas y buscando facilitar que los jóvenes salgan a cenar, ha diseñado un menú donde manda el producto. Tras una interpretación de la Ensalada César, como centros de mesa, llegan un Plato de ibéricos con pan con tomate; Langostinos plancha; y Brocheta de pulpo frito. El Chuletón con patatas es el plato fuerte, que concluye con el Surtido La Vueltika, como postre. Además de agua y pan, tinto Eminem de Laus.