Bertrand Tavernier no confía en la política desde que las agencias de comunicación, hace ya unos 20 años, tomaron un negociado que antes sí era respetable. "Lo peor que le podía pasar a los políticos es que confiaran tanto en unos expertos en comunicación que lo único que están provocando son meteduras de pata". A sus 73 años, el cineasta francés firma Quai d'Orsay, traducida como Crónicas diplomáticas, una sátira de la alta política con un ministro de Asuntos Exteriores petulante y majadero inspirado en Dominique de Villepin. Estrenada el viernes, la película --que se basa en un cómic muy popular en Francia-- conquistó el premio al mejor guion en el último festival de San Sebastián. Por entonces no se sabía que una de sus protagonistas, Julie Gayet, iba a saltar a la palestra tras hacerse pública su relación amorosa con el presidente francés, François Hollande.

"Debido a la presión de las agencias de comunicación, los políticos ya no tienen la mente en su trabajo sino en las estadísticas. Solo les preocupan los sondeos electores. Si alguien viene y les dice 'haz esto que ganarás unos cuantos votantes', lo hacen sin rechistar. En realidad, esos expertos en comunicación son como los financieros que han estado diciendo a tanta gente que hagan determinadas cosas para ser ricos y felices. Y lo único que han hecho ha sido arruinarles", recrimina el cineasta haciendo gala de un fino sentido del humor al destacar que el peor defecto de gobernantes y ministros --no solo franceses sino de todo el mundo-- es su desconocimiento de la realidad. "No saben el mundo en el que viven", añade.

El autor de Hoy empieza todo asegura que los políticos salen bien preparados de las universidades, pero de una manera muy superficial. "Hay excepciones, claro. Pero la mayoría son gente aparentemente cultivada. Se saben los títulos de los libros, pero no los han leído", critica.

Al igual que hace Crónicas diplomáticas, Tavernier es partidario de reírse más de los políticos, pero no de un modo populista. "No hay que pensar que todos son corruptos, pero deberíamos burlarnos más por las cosas que hacen mal. Por ejemplo, muchos ministros se suelen felicitar cuando las estadísticas de delitos bajan. Y lo que se esconde detrás de todo eso es, simplemente, la orden de alguien que dice a los comisarios que apunten en los listados menos delitos. Así de fácil", destaca Tavernier, que no salva de la quema ni siquiera al adorado presidente de EEUU, Barak Obama: "Puso en el Gobierno a la misma gente que se había cargado el país años antes. Es algo muy complicado de explicar, pero los que le votaron son los primeros decepcionados".

Volver a votar

Si a Tavernier le saca de quicio la política actual en general, hay una cosa que, directamente, le conduce a la ira. "¿Por qué políticos que están acusados de malversación o fraude vuelven a ser elegidos en una votación?", se lamenta tras dejar claro que no hay que dejarse llevar por el pesimismo sino ser "activo" contra los males que acechan la política.

A la hora de analizar los programas de televisión que se emiten tanto en Francia como en España donde hay una burla directa a los políticos, Tavernier advierte: "Cuanto más se critica a determinados políticos, mejor pueden caer a la gente. Cuidado".