José Luis Galar (Zaragoza, 1965) es conocido sobre todo como novelista, con obras como La red del pescador, La frontera dormida o La obsesión de Mauricio Sinclair, entre otras; pero también ha escrito ensayos e incluso poesía. Además, desde hace unos años se ha lanzado a la aventura cinematográfica, que le está reportando numerosas satisfacciones tanto en forma de reconocimientos (su último corto, Vida, logró el premio al mejor guion en Palermo y el primer premio al Mejor corto del certamen de El Picarral), como en el placer de emplear nuevos lenguajes para lo que a él le gusta, que es contar historias.

Su nuevo proyecto, que ayer comenzó a grabar en el Monasterio de Rueda es Leonardo muere, una ficción basada en una confesión que el gran artista del Renacimiento revela en su lecho de muerte en Francia a una discípula. «Y no puedo decir más porque destriparía el corto», dice el autor. Cuenta José Luis Galar que la idea surgió en 2008 durante un viaje a Milán mientras veía en Santa Maria delle Grazie el fresco de La última cena. «Allí me contaron una historia desconocida y muy interesante que me llamó la atención y decidí que tenía que hacer un cortometraje con ella. Ahora que en 2019 se celebra el quinto centenario de la muerte de Leonardo da Vinci he visto que era el momento oportuno para abordar el proyecto», explica.

Una historia que como resalta, «nada tiene que ver con María Magdalena, que es un asunto muy trillado, sino que el artista confiesa una revelación que tuvo mientras pintaba el cuadro, una gran verdad que había mantenido oculta hasta entonces».

El rodaje de esas últimas horas de la vida de Leonardo da Vinci volverá al Monasterio de Rueda el día 12 de septiembre y todavía quedará una tercera jornada de grabación en la finca Olivaria, en la Cartuja Baja. «Es una producción humilde, que cuenta con un presupuesto de 6.000 euros que han aportado empresas privadas y algunas personas individuales, pero nos da también para que los actores cobren aunque no sea mucho pues realmente han hecho un gran esfuerzo y les estoy muy agradecido», apunta Galar, quien se muestra encantado con el equipo con el que afronta la película, con intérpretes como Encarni Corrales, Antonio Magen, Alfonso Desentre, Rufino Ródenas y Jorge Desentre; Ana Bruned en maquillaje y caracterización y Ana Sanagustín, en vestuario, «un equipo tanto técnico como artístico que procede por completo de la industria aragonesa del cine», concluye con orgullo.