La plaza de Aragón envejece por unos días, pero no porque entre en una máquina del tiempo sino porque acoge, desde mañana -la inauguración será a las 11.00 horas- y hasta el 8 de abril, la XIV Feria del Libro Viejo y Antiguo de Zaragoza, que organiza Alvada (asociación de libreros de viejo), con la colaboración del Ayuntamiento de Zaragoza, el Gobierno de Aragón y Libris. El horario será de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 21.00 horas, de lunes a domingo.

En esta edición vuelven a ser doce las librerías participantes tres provenientes de la comunidad, y el resto, de Valencia, Pamplona y Madrid, según explicó Pablo Parra, presidente de Alvada, que presentó la feria junto a otro librero, Nacho Asín, y el consejero de Cultura del Gobierno de Aragón, quien reivindicó esta «cita ineludible» que sirve para «disfrutar y fomentar la lectura», además de darle «una segunda vida al libro, ya que se pueden adquirir ejemplares fantásticos y precios razonables».

En concreto, estarán en la plaza Aragón la Librería Prólogo (Gurrea de Gállego), las zaragozanas Luces de Bohemia y Libros del rescate; las valencianas Russafa, Maestro Gozalbo, Epopeya, Asilo del libro, Altosal y El Carabo; la pamplonesa Libros con Historia; y las madrileñas García Prieto y Hallazgo.

«LA FIESTA DEL LIBRO» / Pablo Parra reconoció que traer los libros viejos y antiguos es «una alegría» puesto que los libreros de viejo «somos el eslabón que evita que el libro desaparezca y acercarlos al público siempre es una fiesta del libro». No hay novedades, no hay superventas pero «se pueden encontrar libros de todas las temáticas y géneros»: como el policial, cine, teatro, Aragón, cómic, tebeos, postales, mapas, planos, grabados, fotografías antiguas, narrativa hispanoamericana y todo lo relacionado con el coleccionismo en papel. En cuanto al precio, el abanico oscila entre «un euro y miles de euros», dijo Asín, ya que depende de la antigüedad o la rareza, pero señaló que «todos son importantes porque atienden al valor que tienen para el comprador, no por el precio».

Además, a lo largo de las casetas, a las que se puede entrar y rebuscar hasta hallar la joya personal, también se encuentran rarezas. Por ejemplo, Parra recordó un libro manuscrito que era un ejemplar único del Real Zaragoza, con autógrafos, «del que no había otro igual», Anales de Aragón del cronista Jerónimo Zurita o libros de primera edición de la generación del 27. En este sentido, reconoció que muchos libreros van guardando algunas de las piezas que les llegan «específicamente» para esta feria por estar relacionados directamente con Aragón y su entorno.

No hay cifras oficiales de público que cada año disfruta de la feria, ni tampoco de ventas; pero el presidente de los libreros de viejo contó que hace unos años hicieron un estudio y los resultados dijeron que de todas las personas que pasan por la plaza de Aragón, «entre 35.000 y 50.000 pasan y se detienen a ver libros», recorren las casetas y muchos «encontraron lo que buscaban».

En los últimos años doce han sido las librerías participantes, en esta decimocuarta edición ha habido una baja «por enfermedad» y un alta (Hallazgo), que ya había participado en otra edición. Preguntados por si podría ampliarse el número de casetas, los responsables de la feria aseguraron que «eso supondría duplicar», ya que «habría que pasar al otro lado» de la plaza.

El pregonero de esta edición será el zaragozano Guillermo Fatás, que leerá su pregón mañana, a las 11.00 de la mañana junto a las casetas. Historiador, catedrático del Área de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza, ha publicado numerosos libros y trabajos de Historia Antigua en diversas revistas.