Cataluña sabe mucho y bien de toros mal que le pese a los políticos que han pretendido ponerlo en entredicho con la declaración de Barcelona Ciudad Antitaurina, y Serafín Marín lo reivindicó ayer con el mejor toreo y nada menos que en La Maestranza de Sevilla, con una vibrante faena premiada cicateramente por el presidente con una sola oreja.

Se lidiaron tres toros del Conde de la Maza --primero, tercero y quinto-- y tres de El Serrano, el segundo como sobrero al ser devuelto uno de este mismo hierro. Corrida dispareja, seria y en general complicada.

Antonio Barrera: estocada ligeramente contraria (ovación); dos pinchazos, estocada corta y descabello (silencio); y estocada (palmas en la despedida).

Serafín Marín: estocada y descabello (ovación); y gran estocada (una oreja con fuerte petición de la segunda).

Sergio Aguilar: pinchazo hondo (gran ovación tras un aviso en el único que estoqueó).

En la enfermería fue atendido Sergio Aguilar de "un varetazo y fuerte distensión en la rodilla izquierda, de pronóstico reservado".

Serafín Marín, como sus dos compañeros de faena, poco pudo hacer en el primero de su lote. Porque los toros de una y otra ganadería pedían el carnet de torero en la más exigente acepción. Marín mató a ese primero de su lote con arrogancia y empaque. En el quinto se obró el milagro. Serafín Marín lanceó ganando terreno prácticamente de una punta a otra de la plaza en una interminable serie de verónicas. El diestro catalán logró una oreja y le negaron otra, merecida.