Una serpiente de colores, música, danza y trajes tradicionales protagonizada por más de 200 personas de siete países distintos ha recorrido hoy las calles del centro de la capital aragonesa en el tradicional desfile que da inicio al Festival Internacional de Folklore Ciudad de Zaragoza Eifolk.

En el arranque de la vigésimo séptima edición de este certamen han participado artistas de Argelia, Argentina, Bolivia, Panamá, Tailandia y Rusia, que han mostrado al público un breve extracto de los espectáculos que realizarán hasta el domingo en la Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza.

Ataviados con la vestimenta tradicional de sus respectivos territorios, los participantes han intercambiado obsequios con el alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, y se han internado en la Basílica del Pilar para realizar una ofrenda de flores en honor a la virgen.

"Es un placer darles la bienvenida a una ciudad abierta, amable y acogedora", ha explicado públicamente el primer edil, quien ha destacado la importancia de este festival para mostrar la "esencia de las raíces" de cada territorio y para llevar a cabo un "hermanamiento" entre los pueblos.

La comitiva del desfile la ha encabezado un nutrido grupo de aragoneses, vestidos con trajes baturros, que han hecho una demostración de la jota, a cargo de escuela de Folklore Ángel Martínez Quesada, el grupo La Redolada y la agrupación Raíces de Aragón.

Tras ellos, el ballet Coleurs d'Algérie ha mostrado los bailes tradicionales de Argelia, una danza en la que las mujeres se mimetizan con sus pañuelos, al ritmo de los tambores y las flautas, mientras que los hombres mueven sus cuerpos y animal al público a participar.

Con una camisa blanca, pantalón azul y una faja roja, los bailarines argentinos del grupo Huayra Muyoj han recibido a sus parejas de baile que portaban unos vestidos bordados en tonos morados que han agitado al son de la música tradicional de su país.

Por su parte, los intérpretes tailandeses de Satit Silpakorn han practicado los bailes corales que, ataviados con vivos colores y descalzos, les practicaban originalmente a la realeza de su país pero que, en este caso, han podido disfrutar la decena de aragoneses congregados en la Plaza de España.

El siguiente espectáculo a corrido a cargo del Ballet Folklórico de Panamá que vestidos con sombreros de paja y camisas vistosas han interpretado la música tradicional que producen los acordeones y tambores.

El cierre del festival lo ha realizado la compañia de danza y canto Aytugan, en representación de la Federación Rusa, que vestidos con trajes de terciopelo azules y gorros tradicionales, han interpretado un baile que combinaba actuaciones en pareja con movimientos corales.

Toda esta exhibición ha sido definida por el consejero municipal de Economía y Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, Fernando Rivarés, como un "patrimonio inmaterial" del que forman parte tanto la lengua, como la danza, la música, la vestimenta o la gastronomía de todos los países.

Rivarés ha defendido frente al público la importancia del festival de folklore y ha recordado que da cabida a todo tipo de personas, independientemente de su "condición económica, cultural, étnica o ideológica".

De hecho, el encuentro, que se celebró por primera vez en 1986, ha obtenido este año el sello "CIOFF Mundial", la máxima distinción de la Unesco a los certámenes artísticos de estas categorías.