Paúl Abadía Serranito , que cortó ayer una oreja al segundo novillo de su lote en el festejo celebrado en la plaza de toros de Zaragoza, será uno de los finalistas del séptimo encuentro mundial de novilleros. En su otro enemigo, dio la vuelta al ruedo. Ismael Rodríguez, por su parte, recogió silencio en sus dos astados mientras que Alejandro Talavante fue ovacionado en su primero y recogió silencio del que cerraba plaza.

Se lidiaron seis ejemplares de la ganadería salmantina de Los Bayones, bien presentados, de pocas fuerzas en general y con juego variado El corrido en cuarto lugar tuvo que devolverse a los corrales por inválido, saliendo en su lugar un sobrero de la ganadería de Cortijoliva, que resultó deslucido.

EL PROTAGONISTA

Lo mejor de la mañana llegó de la mano de Paúl Abadía Serranito , que anduvo muy lucido con el capote, especialmente en el primero de su lote, al que recibió con buenas verónicas y compartiendo quites con Talavante.

Con la muleta cada una de las faenas tuvo aromas diferentes. La del primero el de la valentía porque Serranito supo dominar a un astado --más manso que otra cosa pues fue a morir a chiqueros-- que no facilitó la labor y embestía a oleadas. Con este mimbre Paúl cuajó y ligó buenos muletazos por el pitón derecho. Con la muleta en la mano izquierda, sólo pudo obtener muletazos aislados. Lo malo fue que el mal uso de los aceros le impidió cortar algún trofeo.

Con su segundo el aroma fue el de la calidad, sobre todo cuando toreó por el pitón izquierdo con muletazos espléndidos y bien ligados. Mató de pinchazo y estocada.

El mexicano Ismael Rodríguez no tuvo suerte con el lote y aunque evidenció cierto oficio, la verdad es que su labor nunca alcanzó altos vuelos, en su primero porque el animal tenía pocas fuerzas y en su segundo porque el novillo se le paró en exceso, con aviesas intenciones.

Alejandro Talavante, que participaba en su segunda novillada con picadores, de la temporada y de su carrera profesional pagó el precio de la novedad y no mostró sus mejores armas.

Con el primero de su lote, no acabó de centrarse porque el animal se quedó muy parado y con el que cerraba plaza se mostró muy lucido en una faena irregular en la que tanto abundaron tanto los enganchones como los muletazos de buena factura. La faena fue de más a menos.