Aunque se ha vendido como una serie de televisión, 'Small axe' está mucho más cerca de otro concepto, el de una antología de películas alrededor de una misma temática. Su director, Steve McQueen, ha realizado cinco filmes que pueden verse indistintamente, ya que tienen personajes y tramas independientes y autoconclusivas. Pero juntos, en la cadencia semanal impuesta ahora por casi todas las plataformas menos Netflix 'Small axe' es una producción de la BBC y Amazon Prime emitida en España por Movistar +, resultan un gran fresco de la situación de segregación y violencia vivida por la comunidad afrocaribeña en el Londres de los años 60, 70 y 80 del pasado siglo.

McQueen, cuyo posicionamiento en cuanto a la cuestión racial no empezó a manifestarse hasta la aparición de su oscarizada película '12 años de esclavitud' (2013), idea tres argumentos propios y se inspira en dos personajes reales para trazar este fresco en el que tienen cabida la idea de la comunidad como resistencia, la educación, el intento de erradicar desde dentro de la policía el racismo imperante en el cuerpo, la manipulación del poder judicial y, especialmente, la cultura musical jamaicana como identidad y concienciación.

Antes de '12 años de esclavitud', McQueen había realizado dos filmes de cámara con personajes blancos, ambos interpretados por Michael Fassbender, 'Hunger' (2008), sobre un miembro del IRA que lidera una huelga de hambre en la cárcel, y 'Shame' (2011), centrado en la autodestructiva vida sexual de un neoyorquino. Después de su alegato contra el racismo y la esclavitud, su obra ha dado un vuelco a nivel temático: 'Viudas' (2018) adaptó a la confrontación racial de Chicago una miniserie de la televisión británica de los 80, y las cinco entregas de 'Small axe' retratan la dura vida de la población de origen caribeño en un Londres post-swinging 'London' y en la era Thatcher.

Música, un elemento clave

La música es fundamental en el segundo capítulo, 'Lovers rock', que es el nombre con el que se conoce la variante más romántica de la música reggae. El título de 'Small axe' está tomado de una canción de Bob Marley & The Wailers de 1973, en la que se equipara a los blancos con un grueso árbol y a los negros con el hacha pequeña, pero muy afilada, para poder cortarlo.

La acción de 'Lovers rocks' acontece en una casa, hacia 1979 o 1980, en la que se celebra una multitudinaria fiesta durante la noche del sábado, cuando los jóvenes negros tenían difícil acceder a las discotecas para blancos. Allí cobra especial importancia el 'sound system' formado por DJ's y técnicos de sonido que crean la atmósfera entre hedonista y erótica con temas de reggae, dub, rock steady y disco que McQueen filma con precisión.

Baile, insinuación, sudor, cortejo, seducción, expresión pura de unos cuerpos vibrando con la música, del hit disco de la época 'Kung fu fightin', de Carl Douglas, a 'He's the greatest dancer', de Sister Sledge, hasta llegar a la auténtica epifanía de 'Silly games', de Janet Kay, bailada por los protagonistas y coreada al final a capela en un momento sublime. El productor de esta canción, Dennis Bovell, aparece brevemente como uno de los asistentes a la fiesta.

Insuperable 'Lovers rock'

En los antiguos filmes de episodios europeos siempre pasaba lo mismo: algunos capítulos eran correctos, otros discretos y había uno que brillaba con luz propia y oscurecía a los demás. Algo similar pasa con 'Lovers rock'. Ninguna de las otras cuatro partes de 'Small axe' tiene su poder de convicción, su armonía, su musicalidad narrativa más allá de que esté construido a partir de una fiesta musical.

En la primera, 'El Mangrove', y la cuarta, 'Alex Wheatle', la música juega igualmente un papel relevante. Mangrove es el nombre de un restaurante de comida caribeña convertido en epicentro de la castigada comunidad negra del barrio de Nothing Hill. La acción acontece entre 1968 y 1969, y la música jamaicana está muy presente en los minutos iniciales como elemento de cohesión cultural y apego a las raíces. El filme deriva después hacia un relato de estilo más convencional McQueen resulta más interesante cuando filma sensaciones que cuando ilustra tesis en torno el juicio al que son sometidos los participantes en una manifestación, acusados injustamente de agredir a la policía (¿les suena?).

Por su parte, el personaje real de Alex Wheatle, reconocido escritor y DJ de la comunidad negra londinense y autor de libros como 'Brixton rock', recuerda sus años de juventud y formación tras ingresar en la cárcel por participar en los disturbios en Brixton, en 1981. Para Wheatle fue decisiva su llegada a este barrio y la toma de contacto en las tiendas de discos con la música reggae y la cultura rastafari.

También es real Leroy Logan, el protagonista de la tercera historia, 'Rojo, blanco y azul': fue un técnico forense que, en 1983, se convirtió en agente de la policía metropolitana con la idea de combatir el racismo y la segmentación, siendo repudiado por los de su raza y humillado por los agentes blancos. Sobre esta panorámica general, McQueen traza un conflicto más personal, ya que el padre de Leroy ha sido agredido por la policía y no logra entender la actitud de su hijo. Tanto en la historia de Wheatle como en la de Logan, McQueen decide terminar mucho antes de que los protagonistas logren sus propósitos: Logan fundó la Black Police Association y recibió la Excelentísima Orden del Imperio Británico, pero nada de eso se ve en el filme.

Cierra la antología 'Educación', aún con los ecos resonantes de 'Silly games'. Distinta al resto, se centra en un niño negro con problemas de atención que es enviado, contra la voluntad de su familia, a un centro de educación especial. El niño sueña con cohetes y viajes espaciales, y McQueen lo convierten en víctima de un tipo de segregación encubierta en el ámbito de la educación.