Robin Williams era una fábrica de sonrisas, pero como entre otros cómicos con relativa frecuencia, detrás de su talento para la comedia, detrás de su ironía, detrás de su inteligencia vivaz para la improvisación y la imitación había una personalidad emocionalmente inestable y un pasado de adicciones. A mediados de la década pasada aseguró que nunca se le diagnosticó depresión clínica ni trastorno bipolar, pero reconoció su tendencia a dejarse arrastrar por una tristeza paralizante. Y en esas estaba últimamente, "batallando con una severa depresión", según dijo el lunes su agente, tras anunciar su inesperada muerte.

La policía confirmó ayer la tesis del suicidio por asfixia, como ya había publicado horas antes la revista TMZ. El actor se ahorcó en su casa de Tiburón, muy cerca de San Francisco.Su muerte ha generado una enorme conmoción tanto en EEUU como alrededor del mundo, donde era un actor casi unánimemente querido y admirado. "Era único. Llegó a nosotros como un alien pero acabó tocando cada uno de los elementos del espíritu humano", dijo ayer Obama.

La década de los 80 trajo su consagración entre el gran público, con películas como El club de los poetas muertos, pero también fue una época de enormes excesos. Williams se hizo adicto a la cocaína, a la que alguna vez describió como "la caspa del diablo", y estuvo con su amigo John Belushi la noche en la que el cómico de The Blues Brothers murió de sobredosis. "Qué droga tan estupenda. Denme más de cualquier cosa que me vuelva paranoico e impotente", ironizó Williams durante sus espectáculos en el Metropolitan de Nueva York años después.

Casado en tres ocasiones y padre de tres hijos, también tuvo problemas con el alcohol. En el 2006 ingresó en una clínica de rehabilitación tras sufrir una recaída "gradual", tras haberse mantenido sobrio durante dos décadas. "Intento llenar el vacío. Es el miedo", dijo en el 2010 refiriéndose a la adicción a la bebida. "Me pongo a pensar, '¿qué estoy haciendo con mi carrera? ¿qué voy a hacer a continuación?'". En el 2009, había sido sometido a una operación a corazón abierto y el mes pasado volvió a una clínica de rehabilitación para reforzar su sobriedad.

Entre las miles de dedicatorias difundidas, una de las más emocionantes la colgó en la red su hija, Zelda Williams. Es una cita de El Principito: "Tú y solo tú tendrás las estrellas como nadie más las tiene... Yo viviré en una de las estrellas. En una de ellas me estaré riendo. Y será como si todas las estrellas se rieran cuando observas el cielo por la noche".