Mientras actualiza uno de los grandes arquetipos de la comedia teen -el de la última noche de fiesta loca antes de la graduación que ha copado durante mucho tiempo una parte de la industria estadounidense- con toques de feminismo y de diversidad sexual, la primera película como directora de la actriz Olivia Wilde se muestra ágil, y ocurrente, y hábil encadenando golpes de efecto narrativos y combinando lo gamberro y lo tierno. Pero transcurre en un mundo en el que todos son brillantes y tolerantes, y no hay fricciones ni vanidades, ni dramatismos, ni crueldad, ni ofensas reales; es una película, en realidad, que parece más interesada en exhibir progresismo y corrección que en reconocer a los adolescentes por lo que realmente son.

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Olivia Wilde