La plaza de toros de Tarazona podría albergar de nuevo festejos taurinos durante las fiestas de San Atilano 2019 si el acuerdo al que ya han llegado la propiedad (un condominio de accionistas locales) y el ayuntamiento se consolida tras la evaluación del montante de la reforma necesaria.

Según fuentes municipales, la modalidad acordada dentro de las escasas posibilidades que ofrece la normativa sería la adjudicación del derecho de explotación por tantos años como resultaren en equivalencia a la inversión requerida para actualizar el coso.

Ese desembolso lo llevaría a cabo íntegramente el consistorio turiasonense de acuerdo con el plan que sea presentado por los servicios técnicos una vez esté redactado. Posteriormente se licitaría la obra y, una vez concluida, se procedería a la licitación del arriendo a una empresa taurina. De tal modo, la inversión inicial iría recuperándose anualmente con el importe del alquiler al adjudicatario.

CERRADA DESDE 2014

La plaza de toros de Tarazona acogió su última feria en 2013, y permanece inactiva desde el año 2014 en que los servicios técnicos negaron las licencias perceptivas debido a las notables deficiencias estructurales ya que no cumplía, entre otros, la normativa de seguridad y protección contra incendios. De hecho, en 2012 ya se produjo un derrumbe en la zona de presidencia. En definitiva, el coso requiere una rehabilitación integral.

El coso, que ocupa una superficie de 7.770 metros cuadrados de los cuales 4.423 son superficie construida, fue inaugurado el 23 de agosto de 1870 con una corrida de toros de La Campanilla en la que actuó como único espada Salvador Sánchez Frascuelo. Desde entonces no ha sido actualizado sustancialmente sino para ir adecuándolo a la normativa que en cada momento ha amenzado la celebración de los festejos (como la instalación de un nuevo matadero, nuevos corrales, etc.).

Entonces de buscaron fórmulas como la permuta de terrenos (la plaza se asienta sobre suelo no edificable) que fueron desestimadas por la propiedad. A partir de ahí se desencadenó un conflicto en el que la única salida del ayuntamiento para no dejar a la ciudad sin toros quedó reducida a la instalación de una plaza portátil, lo que supuso un rechazo frontal por parte de los aficionados.

Un lustro después se ha constatado que la ausencia de los festejos taurinos genera un tremendo vacío en la programación festiva que tiene, además, su reflejo negativo en el sector servicios de la ciudad.

El reto ahora se centra en cumplir con los plazos previstos para cada fase de tal modo que las fiestas del próximo año puedan incluir una feria taurina que devuelva a Tarazona la categoría de que siempre hizo gala respaldada por una peña taurina que se encuentra entre las más numerosas de toda España.