Si hay algo en lo que coinciden todos los compañeros de profesión de Santiago Meléndez es en su «auténtico compromiso con el teatro», en palabras del director Rafael Campos, o como expone el también director Paco Ortega, el haber sido «un teatrista de raza, que no paraba de imaginar, proponer y entregarse en cuerpo y alma al teatro».

Y es que como señala Ortega, que fue director del Centro Dramático de Aragón, en cuya producción Morir cuerdo, vivir loco, participó Meléndez, «pese a que probablemente se le recordará más como empresario y director, yo me quedo con su capacidad actoral. Siempre admiré su talento y su perseverancia».

Campos, por su parte, también ahonda en la faceta de actor de Meléndez para recordar que «comenzó con su compañía haciendo teatro gestual y luego pasó a hacer clásicos y todo tipo de personajes, acabando por convertirse en un gran actor de texto, en un actor completo».

Y es que la diversidad es precisamente lo que hace tremendamente rica la trayectoria de Meléndez, quien, ciertamente, comenzó a escribir, adaptar, dirigir y actuar en la compañía que fundó, Teatro del Alba, con montajes que partían de la pantomima para llegar a un teatro visual de carácter estético. Fueron obras como Cantar de bestias o una sorprendente versión en la que celebraba el Edipo, de Sófocles, sin hacer uso de la palabra, que era sustituida por movimientos, música y juegos de luces.

La palabra llegó con El rayo colgado, de Francisco Nieva. Y siguió con clásicos contemporáneos de Stringberg, Darío fo, pero también Molière... Meléndez abordó todo tipo de personajes, desde el teatro del siglo de Oro en La vida es sueño, a interpretaciones tan singulares como el dar vida él solo a las ocho mujeres de la obra Queridas mías.

También produjo y dirigió, desde La casa de Bernarda Alba a la última producción de Miguel Ángel Mañas Tu palabra, hágase en mí. Un montaje tan arriesgado como intenso,

Y mientras tanto seguía actuando. Con sus obras de microteatro, en las que se especializó; y en la tele, donde encontró otro reducto siendo un habitual en todas las grandes series. Su última aparición en TV fue interpretando al padre de Pacino en El Ministerio del Tiempo. Sin duda un teatrista de raza todoterreno.