Acaba de llegar a nuestras librerías, a través de Editorial Contra, la primera edición española de Energy flash, el clásico libro de Simon Reynolds sobre el nacimiento de la cultura rave. Reynolds es uno de los más venerados críticos musicales y este volumen es, seguramente, su mayor triunfo hasta la fecha sobre la obsesión del pop por sus formas pretéritas.

Si hay un libro clásico, una biblia, sobre la música electrónica de baile, ese debe ser Energy flash. Y no solo porque tampoco deba competir con tantos libros. ¿A qué se debe, según Reynolds, esta falta de bibliografía electrónica? "Ha habido alguno bueno, como Estado alterado, aunque era más sobre el éxtasis que sobre la música. Creo que se debe, por ejemplo, a que estos productores no suelen tener unas vidas tan coloridas como las rock stars: ¿quién quiere leer sobre un tipo que se pasa todo el día mirando una pantalla? Y también está la sensación de que los fans de la música de baile no necesitan leer sobre ella".

¿Escribía para los propios ravers --los supuestamente escasos ravers lectores-- o para los ajenos a todo esto, como haciendo una especie de introducción? "No pensé en un lector particular", asegura. "En cierto modo, estoy escribiendo para mí mismo. Que me guste a mí es el primer paso. No creía que muchos ravers fueran a leerlo, como los ravers tampoco leían los artículos que escribía entonces sobre el tema para Melody Maker. Me conformaba con convencer a gente del rock de que esta música era algo que podía valer la pena".

Publicado por primera vez en 1998 y objeto de dos revisiones-extensiones (2008 y 2013; aquí se publica la última), Energy flash es, a la vez, ejercicio de historiografía y unas memorias. Reynolds se zambulló en la explosión del hardcore rave en Reino Unido para ser no solo un observador, sino también un participante. Así podría escribir de forma especialmente legítima sobre una música ligada --aunque se pueda crear y disfrutar sin interferencia química alguna-- al consumo de sustancias ilegales, el éxtasis en particular.

Reynolds no se arrepiente lo escrito sobre el lado extático de la droga. "Pero mis hijos empiezan a crecer y, bueno, es algo incómodo. Me pregunto qué puedo decirles... Al final serán ellos quienes habrán de tomar sus propias decisiones sobre el tema. Y si leen el libro, verán las atracciones pero también mil pruebas de los problemas. En conjunto, creo que es un acercamiento equilibrado".