La tertulia cinematográfica Perdiguer cumple este mes de febrero 25 años, un cuarto de siglo de amor incondicional al séptimo arte que celebra con orgullo y convertida en una referencia del sector en la comunidad. Porque la tertulia ha pasado a ser un agente cultural más en Aragón, organizando conferencias y ciclos de cine o colaborando en casi todos los festivales. Sin duda, el aniversario llega en un mal momento. Sus miembros llevan un año sin poder reunirse los últimos sábados de cada mes -como habían hecho sin falta desde 1996- y la crisis sanitaria ha obligado a cerrar gran parte de las salas. Sin embargo, la tertulia sigue mirando hacia delante e incluso ha organizado una nueva edición de su ciclo 'Centenarios', lo que demuestra que su pasión por el cine está a prueba de pandemias.

Sus miembros tienen un buen espejo en el que mirarse. Ramón Perdiguer, fallecido en el 2017, fundó la tertulia en 1996 movido por su amor incondicional al séptimo arte. Cinéfilo empedernido y con una gran cultura cinematográfica, el zaragozano decidió reunir a unos pocos amigos en 1996 -año en que se celebró en Zaragoza el centenario del cine español- para hablar sobre películas, directores y actores en torno a una mesa. Finalmente echó a andar con 13 miembros, aunque el número fue subiendo poco después. «Ahora estaremos unos 30 socios, aunque antes de que llegara la pandemia acudíamos de forma regular unos 20», explica Fernando Gracia. Cinéfilos, escritores, profesores y críticos conversan sobre los estrenos de cada semana, la próxima ceremonia de premios o las series que están por venir en las plataformas. Charlas de unas dos horas que se convierten en auténticos cursos acelerados sobre cine. «En principio cualquiera puede ser miembro, aunque si se tiene un cierto nivel, mejor», reconoce Gracia, que es socio casi desde la fundación.

La tertulia se reunió durante los nueve primeros años en la bodega Perdiguer, ubicada en la calle San Pablo y donde el fundador trabajó toda su vida junto a su familia. Posteriormente se trasladó a un piso que el zaragozano tenía en el mismo edificio y donde guardaba el vasto material que había ido coleccionando durante años. «Tenía una gran videoteca y un montón de libros sobre cine que prestaba a sus amigos con cierto control», destaca Gracia, que recuerda que Perdiguer tenía un cuaderno en el que apuntaba todas las obras teatrales que se estrenaban en España.

Tras su fallecimiento en el 2017, la 'sede' oficial de la tertulia se trasladó al centro Joaquín Roncal de la Fundación CAI, donde los miembros han seguido reuniéndose hasta la llegada del virus. «La última tertulia fue en febrero del año pasado. Este parón nos afectará de alguna forma, pero confiamos en que todo se volverá a poner en marcha poco a poco», indica Gracia, que lamenta la situación generada por la pandemia: «La gente está perdiendo la costumbre de ir al cine y eso podría golpear aún más a las salas».

Proyección el 16 de marzo

Mientras tanto, ellos siguen poniendo su granito de arena y pese al virus han organizado un año más su ciclo 'Centenarios', compuesto por tres proyecciones. La primera se realizó el 16 de febrero en el Roncal y estuvo dedicada a Fernán Gómez con la visualización de 'El extraño viaje'. El 16 de marzo le tocará el turno a Luis García Berlanga y su filme 'Calabuch' y el 20 de abril la película elegida será 'Noches de Cabiria', en homenaje a la actriz Giuletta Massina. Todas las proyecciones van acompañadas de una charla coloquio.

La tertulia también ha ido organizando presentaciones de películas y charlas en el ámbito cultural de El Corte Inglés y en bibliotecas, convirtiéndose en un auténtico promotor de la cultura en Zaragoza. Sus miembros, además, colaboran de forma regular con los festivales aragoneses y forman parte de sus jurados.

Los socios, así, han cogido con fuerza el testigo de Ramón Perdiguer, un hombre que inspiró las Jornadas de Cine Mudo de Uncastillo y que en 1957 se hizo famoso en casi toda España tras participar y casi ganar el célebre concurso radiofónico de la SER 'Medio Millón', presentado por José Luis Pecker.