El cantautor Joaquín Carbonell realiza este verano una gira improvisada por los pueblos más recónditos de Teruel. En su recorrido relata la aventura de ser cantautor, todas sus vivencias, las personas que ha conocido y las canciones que ha compuesto en los últimos 50 años, tiempo que lleva en los escenarios. En conmemoración a esta cifra Carbonell planea terminar el año grabando un disco en directo, desconoce en qué teatro ni cuándo «pero será». Una fecha que sí está fijada es la de su próximo concierto, el 24 de agosto a las 22.30 horas en la plaza de Villastar. Esta gira veraniega está provocando que los recuerdos de su primera época regresen a la mente de Carbonell. Tiempos en los que se carecía de equipos de sonido, locales y escenarios: «Todo se sostenía con hilos, te veías actuando en una nave de guardar fruta, la gente traía las sillas de su casa y montaban un remolque que era el escenario». El sábado 3 de agosto el cantautor aragonés tocó en Blesa, un municipio que cuenta con 40 habitantes: «No tenían ningún local y actué en la iglesia delante del altar, con la gente sentada en sus bancos», explica. No obstante, admite que ahora la mayoría de pueblos están más preparados que antes, ya que cuentan con pequeños auditorios, salas de actos, o pabellones polideportivos. El domingo 4 cantó sus canciones en Portalrubio, de solo 6 habitantes censados. Carbonell actuó en una plaza provista de 50 sillas que no fueron suficientes para las 200 personas que acabaron acudiendo.

Sus canciones no van dirigidas a ningún público, sin embargo, sus seguidores son en su mayoría personas a las que su edad les permitió estar presente en la primera época de Carbonell. Aquel tiempo en el que actuaba solo, con Labordeta o con la Bullonera. «Es muy emocionante también encontrarse con estos testimonios», reconoce el cantautor. Una gira con conciertos bastante más minoritarios que los ofrecidos en la plaza del Pilar delante de 200.000 personas, o en cinco veces que ha viajado a Argentina, Buenos Aires, Montevideo o París. El cantautor sostiene que un artista debe estar preparado, sobre todo emocionalmente, para afrontar cualquier escenario: «Hoy toca aquí, mañana toca allá y todo el mundo merece el mismo respeto; los que te ven en París y los que te ven en Portalrubio», defiende.

«No es lo mismo cantar muy bien que cantar tus cosas, es una diferencia abismal el hecho de necesitar contar tú y escribirlo tú», apunta Joaquín Carbonell. Según el músico, la mayoría de los cantautores aragoneses comenzaron sin ningún ánimo de ser profesionales: «Labordeta estaba trabajando de profesor en un instituto y yo había estudiado mi carrera, pero ves que un día te llaman y te pagan modestamente». Carbonell comenzó siendo un chico al que le gustaba cantar y componer canciones, por ello lo más emocionante que le ha sucedido, explcia, es verse encima de un escenario. «Todavía no me lo creo, no me considero un profesional, sigo siendo amateur después de 50 años y así seguiré», apunta el cantautor. Un principiante que ha grabado casi veinte discos, quince libros y tres documentales.

La canción era un sueño que aquí en Aragón no le daba para vivir. «Hace muchos años no acepté ir a Madrid, sopesé lo que me costaba y consideré que no valía la pena», reconoce Carbonell. Al cantautor le ha compensado: «Yo no me veía ahí y, por otra parte, renunciar a trabajar en el periodismo… me ha dado de comer y me ha enriquecido la vida», defiende el músico. Carbonell siempre ha vivido inmerso en esta profesión, trabajó en el diario Lucha y El día, y en otros medios como TVE en Aragón y RNE. En 1990 retornó a la prensa escrita cuando nació EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, donde se jubilaría 24 años después.