LO QUE APRENDÍ DE LOS OTROS

F. Carrasquer

Editorial PUZ

Mucho tiempo antes de que alguien decidiera que era necesaria una cosa llamada autoficción, la literatura contaba con un género que había dado muy buenos frutos: las memorias. Claro que antaño no era necesario aderezar los recuerdos que un autor ponía sobre el papel con pinceladas más o menos copiosas de inventiva; por lo visto, antes las vidas resultaban por sí mismas suficientemente atractivas, y no había que recurrir a otros recursos para lograr la atención del público lector.

Desde luego, la vida de Félix Carrasquer sí es muy interesante, aunque sea solo por los acontecimientos de los que fue contemporáneo: nacido en Albalate de Cinca en 1905, creció en las intensas primeras décadas del pasado siglo en España, que desembocaron en la Guerra Civil y dieron paso después a la dictadura franquista, que en su caso tuvieron como consecuencia difíciles días de exilio, clandestinidad y cárcel.

Carrasquer, que desde joven se adhirió a la ideología libertaria, recogió todas estas vivencias -las gratas y las amargas--de esa época que le tocó en suerte en unas memorias que ahora publica la colección Larumbe de Textos Aragoneses, con el precioso título Lo que aprendí de los otros, en una edición que ha estado a cargo de Víctor Juan Borroy.

Así pues, estas memorias dan testimonio de una vida, pero sobre todo de un talante: el de su autor, un hombre sinceramente comprometido con su ideología, a la que nunca renunció, y con su firme convicción en que la educación y la enseñanza eran las mejores herramientas para forjar personas de provecho.

Ese compromiso es el que impulsó a Félix Carrasquer a través del convulso siglo XX español y es el que llena estas páginas dando su propia versión de los hechos, que en muchos momentos resulta mucho más cercana de lo que cualquier libro de historia, sea de la afinidad que sea, podría ofrecer.