En todos los premios se practica un complejo deporte combinado, ese en que la mera existencia de los galardones o sus elegidos se critican, se cuestionan y hasta se odian pero a la vez se buscan y se aprovechan y explotan. En esa realidad, los Grammy, que este domingo celebran su 63º edición, son como los Juegos Olímpicos.

El sistema de selección de los nominados a través de comités anónimos de expertos que depuran en la mayoría de las 84 categorías los elegidos por los miles de miembros de la Academia de Grabación lleva tiempo denunciado como uno de los más opacos y cuestionables. Los Grammy son incapaces de eliminar sombras de intereses espurios y no consiguen lograr un equilibrio entre comercialidad y arte, tendencia e impacto duradero. Desde luego han fracasado en probar que son falsas las acusaciones de discriminación hacia mujeres, artistas negros y aquellos cuya música no es puramente estadounidense, si es que existiera algo como la pureza en música.

Este año está dominado por las nueve candidaturas de Beyoncé (reina de las nominaciones pero no de los premios) y las seis de Taylor Swift, Dua Lipa y Roddy Ricch. Es una edición donde el impacto de la pandemia en la industria y en la cultura musical debían ser el hilo narrativo. Sin embargo, la polémica vuelve a ser epicentro, como lo fue el año pasado por la abrupta salida de la flamante presidenta de la Academia, que denunció precisamente discriminación, irregularidades financieras y votos amañados.

"Corrupción y boicot"

Ya en noviembre The Weeknd tildó los Grammy de corruptos cuando se supo que su último trabajo (como el de Bob Dylan) no tenía ninguna opción. Este jueves el canadiense fue más lejos y anunció un boicot sin fecha de caducidad, prohibiendo a su discográfica que envíe sus canciones para optar a los premios hasta que haya cambios.

Difícilmente todo se olvidará el domingo, cuando Trevor Noah presente una gala que sale del clásico escenario del Staples Center y, con actuaciones pregrabadas y vídeos tomando un papel secundario ante interpretaciones en vivo y en persona en cinco escenarios ,va a tratar de alejarse del estilo Zoom que tan común ha hecho el coronavirus, que ya obligó a retrasar la ceremonia seis semanas. Y más allá de los números musicales, los premios y los discursos de los ganadores anticipan un análisis milimétrico que va más allá de lo puramente musical.

Los últimos raperos premiados sin la etiqueta de género por el mejor disco del año fueron Outkast en 2004. El último disco latino con ese galardón general fue 'Supernatural', de Santana, en el 2000. Y desde que en 2008 Herbie Hancock conquistó la categoría con 'River: The Joni Letters', su homenaje a Joni Mitchell, ningún artista negro ha repetido la gesta, que por última vez coronó una artista negra en 1999 (Lauryn Hill). Y este año podrían hacerlo Black Pumas o Jehné Aiko, pero pocos apuestan por ello en un año en que todas las quinielas creen que triunfará o bien Swift o Dua Lipa.

Los ojos estarán puestos también en Beyoncé, aunque ha decidido no actuar en la gala. Es la artista más nominada de la historia pero los Grammy han tratado de mantenerla encasillada y solo una vez le han premiado hasta ahora en las categorías más grandes (haciendo 'Single ladies' canción del año allá por 2010). Y podría repetir este año con 'Black Parade', que publicó durante la celebración de Juneteenth en medio de la eclosión de protestas por la justicia racial en Estados Unidos y que también opta a la grabación del año, aunque no sea su mejor canción.

Beyoncé se hace competencia a sí misma en esa última categoría por su colaboración en 'Savage' con Megan Thee Stallion, una de las favoritas para ser declarada mejor nueva artista. Y quizá la tejana no pueda con Phoebe Bridgers, pero sin duda está a un nivel distinto al resto, con o sin gramófono. Echen un vistazo a Tik Tok si tienen dudas.

Este domingo puede ser también la velada de Fionna Apple y la de The Strokes. Y las mujeres que están forzando a Nashville a reconocer y derribar sus barreras tienen una fuerte presencia, incluyendo Mickey Guyton, la primera artista negra nominada por una actuación en solitario de country.