Tim Robbins, después de leer el guión de La vida secreta de las palabras , llamó personalmente a Isabel Coixet desde Nueva York para decirle que quería protagonizar su nueva película, que hacía años que no tenía delante un personaje masculino tan interesante y que a él y a Susan Sarandon les había encantado Mi vida sin mí . La directora vuelve a sufrir taquicardia al recordarlo.

Se citaron ese mismo mes en Londres, donde a Robbins le aguardaba el estreno de Embedded (Empotrados) , su obra teatral de denuncia política en la que aborda el conflicto de Irak. Sus próximos encuentros serán en unos estudios de Madrid y en Belfast, donde el 2 de noviembre comenzará el rodaje.

Isabel Coixet sólo pensaba en Sarah Polley cuando escribía el guión de esta historia ambientada en una plataforma petrolífera del Mar del Norte, un lugar inhóspito donde la directora había rodado un espot y del que quedó fascinada. "Después de trabajar con ella en Mi vida sin mí, tenía claro que volvería a ser la actriz de mi próxima película. Pero no tenía idea de quien podría ser el protagonista masculino", explica Coixet, que ayer recibió el Premi Nacional de Cinema i Audiovisual, que concede la Generalitat.

"REPARTO DE IZQUIERDAS"

Horas antes aún llegaba a su oficina una caja llena de cintas con los castings convocados en Londres para los papeles secundarios. El cartel de estrellas de este rodaje en inglés está completo. Junto a Polley y Robbins, destacan Vanessa Redgrave y Javier Cámara, que interpreta a un cocinero español. "Será el reparto más izquierdista de la historia", dijo Robbins cuando le mencionó que Redgrave, a quién él había dirigido en Abajo el telón , también participaba.

La cineasta envió un viernes el guión a su representante de Los Angeles, pidiéndole que buscara a un actor capaz de dar vida a un personaje arriesgado,."un hombre con gran sentido del humor, de 45 años, que lo haya visto todo, que esconda algo en su pasado y eso lo haga aún más cínico". El lunes siguiente, llamó su agente diciéndole que se había encontrado con el representante de Robbins y que le había entregado el guión.

"Pensé, sí seguro, le acaban de dar el Oscar al mejor actor secundario por Mystic River y vendrá aquí a hacer una película cuyo presupuesto no supera los tres millones de euros. Me parecía irreal. Absolutamente inalcanzable para mí", recuerda con ironía. Al poco tiempo, telefoneó el representante del actor. En la siguiente llamada, una voz inconfundible. La del propio Robbins. "Me aseguró que era el mejor personaje que había encontrado en los últimos 10 años. Sus comentarios sobre la película eran coherentes. Es muy inteligente. Le dije, cómo no, que estaba emocionada de contar con él".

Si no hubiera habido testigos de lo que pasó esa misma semana, la directora no se atrevería a contarlo. "Es inverosímil". Poco después recibió las llamadas de los representantes de Brad Pitt, George Clooney y Daniel Day-Lewis. Todos interesados por el papel. "Con ello, te das cuenta de que a los actores de ese nivel les atraen los papeles arriesgados y que no hay tantas oportunidades".

El personaje en sí es un ingeniero que trabaja en una plataforma en medio de la nada, un mundo de hombres en el que a raíz de un accidente irrumpe una mujer. Sarah Polley es la enfermera que acude a cuidar al protagonista. "Una mujer misteriosa, que no quiere explicar mucho de su vida y que, aunque trabaja en ese sitio, podría estar en cualquier otro lugar".

La vida secreta de las palabras , para Coixet, no es ni un melodrama ni una película sentimental. "Es emocionante, o al menos intentaré que lo sea". Es un relato intimista, un corte transversal en la vida de unas personas en las que a partir de ese encuentro hay un antes y un después. La narración es nítida, sin flash-backs , y el tema de fondo: ¿Cómo sobrevivir al pasado?