Regalar un libro en fechas navideñas. En plena era digital, el libro como objeto todavía tiene una razón comercial más allá de los gustos de aquellos lectores que prefieren el papel. El libro de papel sigue siendo un regalo por excelencia por su condición de objeto --envuelto y con lazo-- y quizá sea esa la clave por la que en los últimos años cada vez más las editoriales redoblan sus esfuerzos para ofrecer un plus distintivo. Es el caso de los libros ilustrados que hace unos pocos años eran terreno privativo de los niños y hoy ocupan un lugar importante en esa sección de libros especiales de literatura para adultos con trabajos de ilustradores de primera línea. Hay editoriales independientes como Libros del zorro rojo, Nórdica, Impedimenta, Reino de Cordelia y Sexto Piso que se han especializado en ello y en cierta medida también se han contagiado de la tendencia sellos más poderosos y generalistas como Lumen.

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Junto a ellos cada vez adquieren más empuje las novelas gráficas, que han demostrado que su adn ya nada tiene que ver con los clásicos tebeos infantiles o con los superhéroes para adolescentes, más allá del respeto básico al formato viñeta. Son historias adultas para lectores mayores de edad.

Los libros de gastronomía protagonizados por cocineros con estrellas o directamente mediáticos también son una clásica cita navideña cuyo plantel en los últimos tiempos parece haberse renovado gracias a los blogs culinarios. Y otro tanto ocurre con los libros de arte y fotografía, lujosos y cargados de imágenes, irreductibles objetos que la revolución digital, con toda probabilidad, no conseguirá batir.

Finalmente hay que prestar atención al dato del último informe sobre la lectura y compra de libros en España. Un 21% de los lectores accedieron a su último libro leído gracias al regalo. Aunque solo sea por aumentar esa estadística merece la pena regalar un libro.