Estaba en casa del guionista David Serrano cuando vio un recorte de periódico del 2007 que hablaba de una terapia de reinserción con perros en un centro penitenciario. «Pasaban los años, el recorte se ponía cada vez más amarillo así que le pregunté si él iba a hacer algo con eso. Me dijo que no y me puse a trabajar en la idea». Finalmente, Daniel Sánchez Arévalo situó la acción en un centro de menores porque quería «una historia de adolescentes y abordar esa línea roja de la mayoría de edad en la que hagas las cosas un minuto antes o después de los 18 cambian las consecuencias penales aunque luego en realidad la película va de la relación entre dos hermanos». El director acaba de estrenar en Netflix su nuevo largometraje, Diecisiete, y ayer lo presentó en la Facultad de Economía de Zaragoza acompañado del productor José Antonio Félez dentro del ciclo de coloquios La buena estrella.

La película que pronto se convierte en una divertida road movie en busca de un perro, gira en torno a una idea, «aprender a perder como algo positivo para desbloquear, para madurar», reflexionó ayer Sánchez Arévalo que fue más allá: «Los del cine estamos todo el día aprendiendo a perder. Hay que tener claro que en la vida todos los días perdemos más cosas que ganamos y cuanto antes lo asumamos, mejor. También hay que saber que una cosa es perder y otra saber perder. Y de esto va mi película... aunque yo no me enteré hasta que íbamos por la mitad del rodaje», aseguró el cineasta con sinceridad: «Es algo que siempre me pasa, nunca me entero al principio de lo que va».

La película ha tenido un estreno «inmejorable» con un gran primer fin de semana: «Tengo las redes sociales bloqueadas de todo el cariño que me ha entrado. Lo que más ilusión me hace es el boca-oreja porque hoy que pase esto en el cine es casi imposible. Ninguna película aguanta un año en cartelera como nos pasó con Azuloscurocasinegro. Si en dos semanas no lo has petado, desapareces por completo, lo bueno es que con Netflix esto no pasa, siempre va a estar esa ventana para verla».

Uno de los puntos centrales de la película es que gira en torno a varios perros: «No queríamos que estuvieran amaestrados y todos están cogidos de protectoras porque queríamos poner el foco en ellas, en cómo trabajan y en su amor por los perros», desgranó un Sánchez Arévalo, que confesó que (ahora tiene tres perros) cuando llegó su perra a su casa le cambió la vida: «De repente me convertí en mejor ser humano, en alguien más sociable así que si en mí logró cambiarme la vida imagínate en un chaval de 17 años como el de la película. Los perros te permiten trabajar tu frustración».

En Diecisiete nuevamente Sánchez Arévalo apuesta por una familia diferente con dos hermanos (interpretados por Biel Montoro y Nacho Sánchez) que han sido criados por su abuela (Lola Cordón). «Me gusta desmembrar a las familias pero me queda dirigir una película con una familia normalizada, de verdad que quiero hacerlo», aseguró el cineasta.

En cuanto al papel de los actores (caras poco conocidas) que han recibido multitud de elogios, Sánchez Arévalo explicó que lo tuvo claro desde el inicio: «Ha sido algo muy bonito, Netflix nos dio libertad para elegir caras desconocidas. Pero yo no les he descubierto, se han descubierto ellos solos, eso de que el director descubre a alguien es una chorrada. Es como me pasó en Azuloscurocasinegro, pones un vehículo a su talento y les ves nacer al mundo cinematográfico».

Sobre el trabajo con Netflix, Félez explicó que «técnicamente es una producción 100% Atípica pero le hemos vendido todos los derechos a Netflix. Esta película no cuenta con ayudas públicas y es algo deliberado. Teníamos todo el presupuesto de la producción cubierto y nos parecía inmoral acudir a las ayudas cuando están tan mermadas». El estrenarla en Netflix les ha permitido estar disponible para una audiencia de 150 millones de personas.