Forges está a punto de comenzar su conversación con Mari Cruz Soriano en una nueva sesión del ciclo Charlas con valor y en la sal, aún sin haber entrado todavía el público, hay un jolgorio importante: "Vivimos en la patria del ruido --arranca. ¿Qué es lo que le pasa a una cultura para que el ruido sea tan determinante? Es la consecuencia de muchísimos años en los que la gente no ha podido hablar". Antonio Fraguas Forges lleva 50 años dibujando y desgranando la actualidad a través de sus tiras cómicas. Es, en cierto modo, el portavoz de mucha gente, aunque él rehúye ese calificativo: "Si me dices eso, sería incapaz de dibujar mañana", dice entre risas para proseguir: "Yo solo hablo por mí, digo lo que yo creo. Otra cosa es que sí que escuche mucho e intente reflejar lo que escucho y lo que veo en la calle. Soy una persona bastante extrovertida y si hay una situación en la que haya que incluir una gota de humor yo siempre la hago pero nunca en la vida, se ha enfadado o molestado alguien o ha dicho 'qué cosa más horrorosa'".

AVENTURA QUE ACABA MAL

Algo en lo que tiene que ver la capa de humor que le da a todas sus tiras: "Es fundamental, lo aporta todo. Esto (por la vida) es una aventura que acaba siempre mal y el humor es una defensa perfecta para todo. No es lo mismo asomarte por la mañana al espejo que mirarte al espejo. Llega una edad en que ya te asomas al espejo y no te crees eso que ves ahí... Yo, por ejemplo, sigo con mis 11 años e intento además que se me note", dice con rotundidad el dibujante.

Forges se niega a generalizar en política y menos a considerarla un chiste: "Hay una clase de política que es impresentable, y hay una clase de políticos que hacen cosas impresentables, pero no son todos los políticos porque políticos somos todos, cada uno en nuestra medida estamos haciendo política en cuanto podemos, incluso en el fútbol. Hay que tener mucho cuidado en las descalificaciones globales. Yo conozco gente que se ha dejado la piel en la política sin ver ni un duro nunca jamás, como mi hija Irene que se dejó ocho años de su vida de concejal de un ayuntamiento porque consideró que era lo que había que hacer en aquella época. Y de esos hay muchos", defendió con rotundidad en contraposición a los tertulianos que pueblan las televisiones: "Lo que hay que hacer es no escucharlos, no verlos. Lo que dicen ellos que es política no es política", dice el dibujante antes de defender que hay que "olvidarse ya de esa frase tan ibérica de 'ya verás tú como...' Hay más gente que hace las cosas bien que gente que hace las cosas mal".