He aquí tres burlas de Remy sobre la guía Michelin, cuyo símbolo es conocido como Bibendum:

Un inspector le dijo a un restaurador que sus aseos eran pequeños para aspirar a más. Con los nuevos tampoco subió: no le había precisado que el comedor tampoco reunía las condiciones.

Michelin prefiere inspectores hombres: con familia y créditos que pagar, es más fácil atarlos. En 1988 eran 11 para toda Francia; en el 2003, sólo había cinco.

Los sobornos son infinitos: sobres con dinero o estancias pagadas para la familia. Una patrona de un hotel llegó a insinuarse y a acosar sexualmente a un inspector para lograr una distinción.