El Festival Puerta al Mediterráneo en Teruel cierra este fin de semana su edición número 30 convertido en el certamen de artes escénicas más veterano de Aragón y con el sello de cita de referencia nacional en las giras veraniegas de los principales artistas.

«Este festival apuesta en el teatro por la creación actual, por las producciones aragonesas y por los espectáculos para todos los públicos», destaca la organización de este encuentro, que ha logrado permanecer en el tiempo «gracias a la implicación de los establecimientos hoteleros y hosteleros, de los trabajadores municipales» de ambos ayuntamientos. «Es un enorme revulsivo económico para la zona», explica el alcalde de Mora de Rubielos, Jorge Alcón, mientras que el alcalde de Rubielos de Mora, Ángel Gracia, destaca que, a pesar de un festival local, «su proyección va mucho más allá».

Los ayuntamientos son los principales sostenes de este certamen que ha sobrevivido a los recortes. «Los ayuntamientos han hecho un gran esfuerzo por mantenerlos», subraya quien fuera uno de los impulsores del festival hace 30 años, Ricardo García Prats, «con momentos en los que ha estado a punto de caer por la falta de apoyo institucional».

VERTEBRAR EL TERRITORIO

Prats recuerda como fue el inicio del festival, hace 30 años, cuando ocupaba el cargo de director general de Acción Cultural de la DGA y buscaba un lugar en la provincia de Teruel para, de verdad de manera práctica, «vertebrar el territorio». Mora de Rubielos, que fue el lugar donde comenzó el festival, tenía un espectacular escenario, el castillo de los Heredia, y se ubicaba en una zona turística y con gran patrimonio cultural.

El presupuesto inicial fue de 7 millones de pesetas (42.000 euros) y se presentaba como la primera sede de lo que luego serían los Festivales de Verano de Aragón. Tuvo como primer nombre el de Festival de Teatro y Danza del Castillo de Mora y la implicación de los vecinos del pueblo, entre ellos el concejal de Cultura, Antonio López Silves, que llevaba años concentrando esfuerzos en la recuperación del castillo. Entre los nombres del cartel de aquella primera edición está Labordeta, un clásico como Bodas de sangre y la polémica con una obra de Darío Fo que no gustó al clero local.