En pocas semanas, el cine ha visto desaparecer a tres de sus compositores más legendarios, últimos representantes de un Hollywood dorado: Jerry Goldsmith, David Raksin y ahora Bernstein. Este compositor, que sobrevivió al mccarthismo, revolucionó siendo muy joven la música en el cine con El hombre del brazo de oro (1957), en la que por vez primera el jazz era elemento narrativo y dramático, no meramente ambiental. En un Hollywood de tradiciones musicales europeistas, su partitura supuso un gran cambio. Su último trabajo fue para Lejos del cielo (1992).