"Que no tengamos que llorar un día la desaparición de nuestras lenguas, que supieron escribir los más bellos poemas y las épicas más hermosas". Xosé Ramón Barreiro, de la Real Academia Galega, lo dijo casi a modo de plegaria. Su voz grave resonó con cierto dramatismo en la sala del Centro Cultural Parque España, que alguna vez fue un túnel. A Barreiro le gustaría ver la luz al final del túnel cuando habla de un tema que lo deja sin sueño, las lenguas minoritarias: "Son patrimonio cultural del Estado y no sólo de las autonomías: hay que tutelarlas y protegerlas".

Carme Riera pareció absorber sus palabras cuando dijo que "sería una lástima que el catalán, cuya salud considero delicada, desapareciera". A dos kilómetros de allí, en el teatro El Círculo, Gregorio Salvador, vicedirector de la Real Academia Española (RAE), se había mostrado el jueves más que indiferente por el futuro de las lenguas minoritarias.

El tema no pasó inadvertido para Riera cuando, horas más tarde, lamentó la escasa sensibilidad de algunos "académicos" ante el problema y los instó a mirarse en el espejo, "abierto y tolerante", de Cervantes. Obligó al presidente de la RAE, Víctor García de la Concha, a recordar en el coloquio El castellano y las otras lenguas de España la política institucional vigente de promoción de las otras lenguas.

"Lo de Carme Riera fue acertado", dijo a este diario Joan Martí Castell, presidente de la sección filológica del Institut d´Estudis Catalans. "Supongo que se refería a la intervención de un académico, que fue moderador de una mesa, y quien opinó que sería mejor que las lenguas pequeñas desaparecieran, y lo dijo así, con una tranquilidad asombrosa". Castell prefirió no nombrar a Salvador, que participaba del coloquio sobre Identidad y lengua en la creación literaria .

A su lado, el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal dio su réplica. "Cuando se pierde una lengua, se pierde una visión del mundo". Para Martí i Castell la actitud "del académico", de fuerte tono político, sorprendió "muy desagradablemente a una gran mayoría de congresistas". Y si molestó tanto, agregó, es "porque la RAE como institución no comparte esa actitud". Martí i Castell sostuvo que si no se toma en serio el tema "puede que el catalán, sin darnos cuenta, vaya siendo absorbido por el español y el inglés".