El nuevo número de la revista cultural Turia brinda a los lectores que se interesan por los asuntos o protagonistas aragoneses un atractivo repertorio de temas. En primer lugar, publica un artículo sobre la presencia de Teruel en la narrativa de Vicente Blasco Ibáñez, el gran escritor valenciano universal del que se celebra este año el 150 aniversario de su nacimiento. Su autor, Francisco Lázaro Polo, nos recuerda los vínculos familiares de Blasco Ibáñez con Aragón y con Teruel (su padre era originario de Aguilar de Alfambra y su madre de Calatayud) y cómo la presencia de personajes procedentes de tierras turolenses tiene un notable protagonismo en sus novelas de tema regional valenciano como Arroz y tartana, Cañas y barro y en algunos de sus Cuentos valencianos. Se certificarían así literariamente los vínculos entre las gentes de Teruel y las tierras valencianas, siempre vistas por los habitantes del sur de Aragón como lugar de promisión y de futuro.

LA IGLESIA EN LA GUERRA / Otros dos grandes nombres propios de la cultura aragonesa del siglo XX, Ramón J. Sender y José Ramón Arana, ocupan también las páginas de Turia. En este caso, y a través de un artículo de Olga Pueyo Dolader, se indaga acerca del papel de la Iglesia en la guerra civil española mediante el análisis de dos célebres novelas publicadas originalmente en el exilio: Réquiem por un campesino español (titulada inicialmente Mosén Millán) de Sender y El cura de Almuniaced de José Ramón Arana. Resulta interesante comprobar cómo, desde el posicionamiento republicano y anticlerical de ambos autores, se perfila la labor de la Iglesia en el Aragón rural a través de dos curas de aldea: mosén Millán y mosén Jacinto. Sin duda, sus posicionamientos divergentes marcan su perfil humano ante el conflicto fraticida.