José Ignacio Uceda Leal brindó una buena tarde de toros, en la que mató en solitario seis toros, y tuvo la merecida recompensa de la preciada Puerta Grande de Madrid tras cortar dos orejas en la tradicional corrida goyesca con motivo del Día de La Comunidad.

Se lidiaron toros de seis ganaderías por el siguiente orden de lidia: Lozano Hermanos, flojo y noble; Núñez del Cuvillo, blando y deslucido; Victorino Martín, manso y encastado; Alcurrucén, sin clase, se vino pronto abajo; Los Recitales, manso y deslucido; y Puerto de San Lorenzo, encastado, se defendió en la muleta, aunque tuvo mucha transmisión.

El balance de José Ignacio Uceda Leal fue: estocada (una oreja); estocada (palmas); estocada y dos descabellos (vuelta al ruedo); estocada (palmas); estocada (silencio); y estocada y descabello (una oreja).

Uceda afrontó el reto de matar seis toros como único espada en la plaza que se hizo torero y fue todo un triunfo su encerrona, pues salió por la Puerta Grande de Las Ventas tras despacharlos en dos horas y veinticinco minutos con seis estocadas y tres descabellos. Y todo, pese a que ninguno de los seis toros le dejaron estar a gusto de verdad para dar rienda suelta a su buen toreo.

Al primero, de Lozano Hermanos, Uceda lo toreó muy bien de capote a la verónica. Hubo un buen quite posterior en el que se lució por chicuelinas y brilló aun más en otro segundo por fregolinas. Con la muleta abrió la faena por alto y por bajo, hondo y profundo. Apuró la última tanda con la derecha para ejecutar un maravilloso de pecho de pitón a rabo. Y la estocada, en todo lo alto, en el mismísimo platillo de la plaza dio paso a la primera oreja. Merecidísima.

Al segundo, de Núñez del Cuvillo, lo saludó con unas bellísimas verónicas rodilla en tierra que remató con media, prodigio de gracia.

Con el de Victorino Martín, asaltillado, de gran trapío y encastado, hizo lo mejor de la tarde. Bien con el capote, poderoso, abrochó los lances a la verónica con una estupenda media. Al de Alcurrucén lo toreó a la verónica con valor y estética. Hizo quite por chicuelinas y volvió a prodigar la media, honda y profunda.

El quinto de Los Recitales tampoco dio juego. Y ya al sexto, del Puerto, lo recibió con dos largas afaroladas de rodillas. El animal tuvo raza, genio, hasta el punto que Uceda sufrió una tremenda voltereta al iniciar la faena de muleta cerrado en tablas. El público animó al torero y su entrega tuvo la correspondencia del premio de su segunda oreja.